Couriel: TLC era un clásico centro-periferia
Para el senador del Frente Amplio Alberto Couriel, uno de los principales opositores del oficialismo a un TLC, un acuerdo de ese tipo implicaba "vender recursos naturales e importar productos con más tecnología". En cambio, dijo, en la región hay más posibilidades de vender valor agregado. Así, "la solución que ha dado Tabaré Vázquez es extremadamente positiva", opinó.
(Emitido a las 9.15)
EMILIANO COTELO:
"Acá no hay triunfadores ni perdedores." Esa fue la lectura que se hizo mayoritariamente a nivel del gobierno ante la decisión de encaminar las relaciones comerciales con Estados Unidos a través de un Acuerdo Marco de Comercio e Inversiones (TIFA), y no de un tratado de libre comercio (TLC).
Desde la oposición el análisis es diferente, ya escuchamos algunos ejemplos más temprano cuando hablamos con el senador colorado Isaac Alfie y con el senador blanco Francisco Gallinal. Se sostiene que triunfó la línea más radical dentro del oficialismo, se habla incluso de una derrota de las posiciones del ministro de Economía, Danilo Astori.
Vamos al seno del Frente Amplio (FA), en diálogo con el economista Alberto Couriel, senador electo por el Espacio 609 pero independiente dentro de la coalición de izquierdas.
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Senador Couriel, usted fue uno de los portavoces más visibles de la resistencia a un TLC dentro del FA. Desde esa posición, ¿qué análisis hace de lo que dejaron estas reuniones de lunes y martes de la Comisión Bilateral Uruguay-Estados Unidos?
ALBERTO COURIEL:
En primer lugar, yo fui uno de los que dijeron que no hubo vencidos ni vencedores sino que primó la sabiduría política del presidente de la República, que creo que es un gran triunfador de esta situación.
En segundo lugar, el mercado de Estados Unidos es el más apetecible del mundo, publicita el libre comercio pero no lo aplica, no lo practica. Estados Unidos tiene subsidios agrícolas que afectan nuestros precios y nuestras exportaciones y que no entran en los acuerdos comerciales bilaterales; Estados Unidos tiene cuotas, no las elimina, podemos avanzar, podemos mejorarlas pero no las elimina; Estados Unidos tiene rubros sensibles que hacen imprescindible el pasaje, por lo menos la información y en cierta medida la autorización de comisiones parlamentarias y en el Parlamento es donde pesan más los lobbies, es un poco más proteccionista, y entre esos productos sensibles están la carne, los lácteos y los textiles. De manera que hay una primera consideración: Estados Unidos es un mercado apetecible, todos le queremos vender, yo también le quiero vender, el problema es bajo qué mecanismo.
El TLC tenía como característica que podíamos tener ventajas, podíamos mejorar cuotas de carne o rebajar aranceles aunque después íbamos a tener la competencia de Canadá, Argentina y Brasil que hoy no le pueden vender por vaca loca o por aftosa, los lácteos con alguna dificultad porque tienen subsidios, los textiles aunque la competencia con China es difícil, pero en todo lo demás nos íbamos a la defensiva. La comisión detectó que algunos rubros agrícolas e industriales podían ser afectados; en materia de servicios, distinto de lo que ocurre en la Organización Mundial del Comercio (OMC), hay que poner los rubros que no queremos liberalizar y todo lo demás se liberaliza, y en los servicios, sobre todo en los futuros servicios, entra la tecnología, que quedaría liberalizada; en propiedad intelectual no hay liberalización, son ellos los que tienen derechos de autor, patentes, marcas y entonces quieren aumentar los plazos, dificultando el conocimiento de algunos rubros o provocando su encarecimiento, como en el caso de los medicamentos; en las compras gubernamentales, que todo el mundo usa como instrumento para defender la producción nacional o defender el empleo, pedían igualdad de condiciones, seguramente del tipo de lo que Estados Unidos negoció con Perú; normas de competencia...
El tratado en sí mismo, al estilo de los TLC que se conoce que hizo Estados Unidos, tenía muchos más elementos negativos que positivos.
EC Esas eran sus razones, en un gran resumen, para no estar de acuerdo con el camino de un TLC.
AC Y un elemento más. Las características de nuestra asociación en el Mercosur obligan a tener una política comercial común, lo cual dificulta tener tratados bilaterales nada más ni nada menos que con Estados Unidos, y el corazón, el centro, el fundamento, es el arancel externo común, que seguramente se vería violado con un TLC de esa naturaleza.
EC A partir de ese análisis, el camino que ahora se emprende, la negociación de un TIFA, ¿para usted es positivo como tal, o le parece bien porque patea para adelante las negociaciones y evita en particular el camino del fast track hacia un TLC?
AC Primero evita el fast track, yo no tenía el tiempo suficiente de ninguna manera, y por lo que estoy viendo de las negociaciones que ha hecho Estados Unidos los elementos eran mucho más negativos que positivos. Desde ese punto de vista siento que avanzar en una negociación en la cual no tenemos la urgencia de terminar antes del 30 de junio de 2007 es un hecho positivo. Máxime que hay elecciones en Estados Unidos, y si cambian las características de las mayorías parlamentarias a favor del Partido Demócrata es factible que el Congreso no vote ni el TLC con Perú, ni el TLC con Colombia, ni el TLC con Uruguay, estábamos corriendo riesgos.
EC Ese es uno de los tantos argumentos que han dado lugar a discusiones, porque otros lo han visto de otra manera: si se aprovechaba el fast track y se lograba ahora un acuerdo que permitía un mayor acceso al mercado, se evitaban problemas que podían venir en el próximo período de gobierno, en un gobierno del Partido Demócrata, que tradicionalmente ha sido más proteccionista y puede complicar el comercio con Uruguay.
AC No tiene por qué complicarlo. Además sin acuerdo comercial tenemos en este momento altísimas ventas de carne a muy buenos precios, porque la situación de vaca loca en Canadá y aftosa en Argentina y Brasil nos ayudó enormemente. Desde ese punto de vista quienes dicen "qué lástima que no aprovechamos el fast track" no tienen en cuenta todos estos elementos negativos que analizábamos que sin duda soy mucho mayores que los positivos.
EC Yo le preguntaba si el instrumento del TIFA lo convence.
AC Le contesto enseguida. Cuando uno mira el mundo, los países dinámicos, los países desarrollados, venden rubros con contenido tecnológico o con el mayor valor agregado; un acuerdo bilateral Uruguay-Estados Unidos es un clásico centro-periferia, voy a vender recursos naturales y a importar productos con más contenido tecnológico. Y tengo muchas más chances en el horizonte de tiempo de vender con mucho más valor agregado y con más contenido tecnológico en la región que en el mundo desarrollado, para luego desde la región ver si me puedo insertar en mejores condiciones en el mundo desarrollado. Desde ese punto de vista yo sentía que no era positivo llevar adelante rápidamente un TLC, porque además tampoco tenemos los estudios necesarios. Por ejemplo, no conocemos todas las normas regulatorias de servicios para ponerlas arriba de la mesa.
El TIFA en sí mismo es un acuerdo de carácter muy general, es un acuerdo marco que nombra una comisión que empieza a trabajar con el tiempo suficiente, con muchos más estudios para Uruguay para ver cómo podemos incrementar el comercio con Estados Unidos, porque todos estamos de acuerdo en que es bueno hacerlo. El TIFA nos da tiempo para estos estudios y nos puede mejorar sustantivamente las características de la negociación con el gobierno de Estados Unidos.
EC El panorama que ha quedado planteado en estos días es difícil de entender en toda su profundidad, por lo tanto circulan distintas interpretaciones. Una de ellas dice que el camino que eligió el presidente Tabaré Vázquez en realidad procura terminar llegando a un TLC pero por un camino más suave y menos irritante, tirando la pelota para adelante en un momento en que se habían crispado demasiado la interna del FA y las relaciones con Argentina y Brasil. De hecho Estados Unidos ha firmado TIFA que condujeron luego a TLC. ¿Qué dice?
AC Sin duda, es posible. Es más difícil en este caso, sobre todo si se termina el fast track, la vía rápida, el 30 de junio de 2007.
EC Cabe la posibilidad de que el fast track se extienda, que el gobierno del presidente Bush solicite una ampliación, no por las negociaciones con Uruguay sino por las negociaciones pendientes en la ronda de Doha en la OCM.
AC Depende también de si ganan los demócratas o ganan los republicanos, de si cambian o no las mayorías parlamentarias en Estados Unidos. El argumento puede ser exactamente al revés. Pero si yo entro en un TIFA, empiezo a buscar mecanismos de resolución y ya sé de antemano que normas de competencia, compras gubernamentales, propiedad intelectual y servicios me afectan, trabajo sólo con bienes, digo: la chance para Uruguay es carne, lácteos, textiles, cítricos, busco todos los rubros industriales ojalá los tenga, ojalá me den algún permiso para servicios profesionales porque tengo problemas con las leyes inmigratorias en Estados Unidos y veo qué me piden. No es un TLC clásico, es posible que tenga que pasar por el Congreso y además por la OCM en la ronda de Doha, pero me da mucha más tranquilidad en términos de saber que voy a defender mucho mejor las ventajas que puede tener un acuerdo con Estados Unidos sin las desventajas de un TLC.
EC Uno de los argumentos para oponerse al TLC era que un acuerdo de ese tipo recortaba la soberanía de nuestro país. No sé si usted lo manejó expresamente...
AC No, yo no lo manejé. Hice un gran esfuerzo y analicé los distintos TLC, el de Chile, el de Perú, el de Colombia, el de Centroamérica, partiendo de la base de que todo el mundo quiere venderle a Estados Unidos y yo también, entonces no hay ningún elemento ideológico en nuestro análisis. Además en este mundo internacional mi soberanía ya está recortada cuando entro al Mercosur, cuando tengo una globalización financiera que no me permite poner la tasa de interés que quiera porque si la pongo por debajo del mercado financiero internacional los capitales desaparecen. No estaba en juego la pérdida de soberanía de ninguna manera en un acuerdo con Estados Unidos.
EC Quienes defendían el camino del TLC dicen ahora que no habremos perdido soberanía frente a Estados Unidos pero vaya si la perdimos frente a Argentina y Brasil que nos impusieron condicionamientos muy fuertes. ¿Cómo ve esta parte del problema?
AC Se han agrandado desmesuradamente los problemas del Mercosur. Hay un problema concreto con Argentina que tiene que ver con las papeleras que sólo se resuelve dialogando, acordando, negociando, no hay tribunal que lo pueda resolver si no consigo un acuerdo. El presidente de la República, Tabaré Vázquez, hizo los mayores esfuerzos, le abrió el corazón a Argentina para negociar en las mejores condiciones posibles, y no hemos tenido respuesta de Argentina. De todas maneras le seguimos exportando rubros, cuando tuvimos problemas energéticos nos vendió energía, Brasil no sólo nos vendió energía sino que el presidente Lula dijo: "Yo me podré quedar sin energía pero a Uruguay le voy a dar la que precise". Es verdad que de pronto tenemos un problema en la frontera con el estado de Río Grande por el arroz u otros rubros, pero las potencialidades son enormes.
No olvidemos que estamos en un mundo de bloques, Estados Unidos lidera el bloque de América del Norte, Francia y Alemania el de Europa, en el Sudeste Asiático hay potencias como China y Japón, está la India, y yo no me puedo mudar, estoy acá, si quiero aliarme con alguien antes que nada debe ser con América Latina, con América del Sur, y el Mercosur es un elemento clave, por ejemplo para negociar los subsidios agrícolas, porque solo tampoco puedo.
EC Hablando de eso, ¿cómo queda la inserción externa de Uruguay después de estas idas y venidas? Parece que quedamos mal parados en los dos frentes que estábamos manejando a la par, a Estados Unidos no le aceptamos la oferta del TLC y en el Mercosur nos queda una relación desgastada debido a que amenazamos con un TLC con Estados Unidos.
AC No creo eso, lo que tenemos en el Mercosur es un problema con Argentina por las papeleras, fuera de eso no hay absolutamente ningún problema, podemos ir a dialogar muy bien y buscar elementos de complementariedad.
EC - ¿Le parece que no queda resentida la relación con Argentina y Brasil después de estos amagues del gobierno uruguayo?
AC No creo. He tenido mucho diálogo, sobre todo con los brasileños, y no queda de ninguna manera resentido, por el contrario. Por el otro lado, podemos seguir avanzando, quiero seguir avanzando y negociando y ojalá lleguemos a un acuerdo con Estados Unidos que sea ventajoso para Uruguay.
Pero con toda franqueza: si miro el horizonte, en este momento más que problema de mercados se está abriendo el mercado de Rusia para carnes, me interesa ver cómo diversifico el origen de mis exportaciones, cómo hago para darles más valor agregado a los recursos naturales para no seguir siendo un país periférico, cómo avanzo en ciencia y tecnología para empezar a tener rubros probablemente en complementariedad con otros países, en especial con Argentina y Brasil, para poder exportar más contenido tecnológico y resolver un problema central como es el desempleo en el caso de Uruguay.
Desde ese punto de vista siento que la solución que ha dado el doctor Tabaré Vázquez es extremadamente positiva.
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Edición: Mauricio Erramuspe