21.02.2002

 



Uruguay mueve piezas en su política internacional

¿Cúales son las opciones estratégicas de la política exterior de Uruguay? ¿Qué resultados dieron los últimos movimientos del presidente Jorge Batlle? El canciller Didier Opertti, afirmó que el compromiso con el Mercosur sigue intacto, aunque se busca otros mercados que en esta coyuntura satisfagan mejor las necesidades uruguayas.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 20.02.02, Hora 8.45.


EMILIANO COTELO:
Estos últimos días han sido particularmente intensos para el relacionamiento externo de nuestro país. Durante casi una semana el presidente Jorge Batlle permaneció en Washington entrevistándose con autoridades de gobierno y organizaciones de Estados Unidos, incluido el presidente George Bush. Después retornó a Uruguay, donde permaneció menos de 24 horas. Al día siguiente viajó a Buenos Aires para reunirse con sus pares del Mercosur. En buena parte de esas gestiones fue acompañado por varios de sus ministros.

Después de su encuentro con Bush, Batlle dijo: "Me vuelvo a Uruguay con lo que vine a buscar". Se refería al anuncio oficial de la creación de una comisión conjunta de comercio e inversiones y al resultado de las distintas reuniones en las que había participado.

Pero todavía quedan unas cuantas preguntas que creo vale la pena tratar de contestar. ¿Qué importancia tiene la formación de esa comisión? ¿Qué resultados prácticos tendrá? ¿Cuán cerca estamos, efectivamente, de lograr un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos? Y en lo que tiene que ver con el segundo de los viajes, ¿en qué estado se encuentra el Mercosur? ¿Para qué sirve hoy ese tratado de integración regional, teniendo en cuenta las dificultades por las que pasan sus socios y las licencias que todos se han ido tomando respecto de los compromisos asumidos?

De todas estas cosas vamos a conversar con el canciller de la República, doctor Didier Opertti.

Opertti, comencemos por el viaje a Estados Unidos. ¿Qué fue lo que buscó y lo que se logró en ese viaje?

DIDIER OPERTTI:
Cuando encaramos la preparación del viaje a Estados Unidos lo hicimos pensando en cuáles eran nuestras aspiraciones de acceso al mercado en ese país. Estábamos todos convencidos de que es necesario persistir en el esfuerzo para eliminar una serie de obstáculos al ingreso de productos uruguayos. Así fue que tuvimos en cuenta, obviamente, los trabajos anteriores, concretamente la última ronda de negociación con el Departamento de Comercio Internacional de Estados Unidos en el mes de setiembre de 1999, cuando siendo todavía embajador en Washington Alvaro Diez de Medina, participamos de una misión conjunta con el señor Raúl Lago, hoy secretario de la Presidencia, entonces director de la Dirección de Asuntos Económicos de la Cancillería. La intención, junto con el doctor Elías Bluth (secretario de la Presidencia durante el gobierno de Julio Sanguinetti), era lograr una ampliación de ciertos rubros de exportación a Estados Unidos. Ese era el objetivo en aquel entonces y, pasados prácticamente tres años, el objetivo de la remoción de esos obstáculos seguía siendo básicamente el mismo.

EC - ¿No se habían producido avances en esas materias?

DO - Habíamos quedado en una situación de negociación a nivel técnico, de tipo sanitario como en el caso de los cítricos, obviamente en el caso de la carne, en los productos lácteos. En otros rubros, como los productos cerámicos y textiles, habíamos quedado básicamente enfrentados en el tema arancelario.

EC - Ese era un capítulo.

DO - Pero sucede lo siguiente. En este lapso las cosas cambiaron de una manera absolutamente sustantiva. En el tema cárnico sobrevino la aftosa, lo cual nos planteó la necesidad no ya de negociar lo que podría ser una ampliación de cupos, planteada en setiembre de 1999, sino volver a acceder al mercado cárnico libre de aftosa. Este asunto le demandó al gobierno una actividad adicional, en la cual en este momento se está trabajando. Usted lo habrá visto en estos días a través de las informaciones del ministro de Ganadería que, acompañado por sus asesores, ha estado negociando en paralelo con las reuniones de naturaleza política.

Quiero ubicar bien el tema. ¿Qué pasó en 2001? Sucedió lo que todos conocemos. ¿Qué pasó en 2001 con la política exterior, con las relaciones internacionales de Estados Unidos? Pasaron por una parte, en lo económico, a dar un fuerte impulso a la autorización para negociar, lo que en el pasado se había llamado fast-track y ahora es autorización para negociar.

EC - El fast-track tiene media sanción en el Congreso, pero a su vez ha sido modificado en la comisión del Senado, o sea que en el caso de que se apruebe en el Senado volverá a la cámara baja.

DO - La Comisión de Presupuesto del Senado tiene algunos ajustes, lo cual obligará a que el proyecto vuelva para su consideración en el pleno. ¿Qué pasó este año? Sucedió que el eje de la política exterior estadounidense, la agenda central, cambió. Pasó de ser una política orientada conforme a los criterios de economía del Partido Republicano, vale decir liberación del comercio, apertura del comercio, no protección, marcando así una diferencia neta con la administración de Bill Clinton, a tener como eje central al terrorismo. Desde el 11 de setiembre, desde el ataque a las gemelas y al Pentágono, cambia el eje de la política exterior estadounidense. Eso está claramente evidenciado en todos los avances que Estados Unidos ha hecho en esta temática a nivel regional, internacional y mundial.

En ese contexto, en ese cuadro de situación, nosotros tratamos de regresar al canal de negociación que ya habíamos establecido y que se había ido perfeccionando con el transcurso del tiempo, pero que hoy mostraba la necesidad de darle un nuevo fuerte impulso. Ello determinó el planteamiento de esta visita.

En el documento "Aspiraciones de acceso al mercado de Estados Unidos. Síntesis del estado de situación. Objetivos y sugerencias", hemos analizado rubro por rubro y hemos constatado la diversidad de problemas que hay en esta materia.

Por ejemplo: en el rubro carnes tenemos hoy un tema sobreviniente de 2001 que es la aftosa. Además, existe un problema que está en la naturaleza misma del mercado: está contingentado por cuotas que no se negocian en forma bilateral sino en la OMC.

Si usted observa el rubro cerámicas, ahí hay un problema arancelario. Uruguay no puede acceder a ese mercado por un problema arancelario. En el tema cítricos nos encontramos con que no hubo, por parte de Estados Unidos, una atención a las inspecciones sanitarias pedidas por Uruguay porque hay lobbies que se mueven en un sentido diverso del nuestro.

Y no olvide algo que usted mismo ha relevado, estos días, en sus mesas redondas: es muy difícil acceder a un mercado como el de Estados Unidos en un marco de producciones similares.

Por lo tanto, ¿dónde está el argumento? Está en que no causamos impacto, no producimos un perjuicio a la economía estadounidense. Nuestro perfil, nuestro volumen de comercio, nuestras características de acceso a ese mercado no van a producir un daño al productor estadounidense de ninguno de los rubros mencionados.

A partir de ahí, y dentro de ese contexto, habida cuenta de la tramitación que Estados Unidos hacía de su autorización para negociar, estaba el ALCA, que aparecía en el escenario como una especie de gran registro de hacia dónde quería ir Estados Unidos con la región.

En determinado momento, después del 11 de setiembre, comienzan a aparecer nuevos temas y se evidencian algunas diferencias incluso en lo que hace a cómo interpretar la manera de combatir el terrorismo, de cómo atacar el terrorismo. Ahí aparecen los matices naturales de la política exterior de algunos de los países miembros del ALCA.

¿Qué hace Estados Unidos? En lugar de persistir de modo marcadamente privilegiado como era el ALCA, al que se le había asignado una gran prioridad a partir de la cumbre de Québec, Estados Unidos endereza el rumbo hacia negociaciones subregionales que se evidencian en los contactos con la Comunidad Andina y con Centro América.

EC - Usted dice que es un giro que se produce en la orientación de esta administración a partir de lo que fueron las reacciones de algunos de los países latinoamericanos ante el episodio de las torres gemelas y la lucha contra el terrorismo.

DO - A partir del cambio de situación internacional.

EC - ¿Cuáles fueron, por ejemplo, las reacciones más frías? ¿La de Venezuela, directamente crítica? ¿La posición de Brasil?

DO - La propia posición de México, que en su momento hizo reservas sobre la aplicación del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca). Vale decir que Estados Unidos empieza a ponderar toda la situación y a privilegiar la relación subregional. A partir de eso nosotros exhumamos el cuatro más uno. Fue una idea de Uruguay. Es una fórmula que sale al encuentro de ese enfoque subregional. En el enfoque bilateral, ¿qué tratamos de hacer el año pasado? Intentamos crear el Consejo Económico Conjunto, que era el modo de inventariar estas dificultades que hacían que nuestras aspiraciones de acceso no se consagraran, que tuviéramos dificultades para ingresar al mercado.

Ponga en orden estos mecanismos: Consejo Económico Conjunto con Estados Unidos; cuatro más uno, formato creado en 1991 pero que no se había utilizado, que recién se utiliza 10 años después.

EC - Estamos hablando de la relación Mercosur-Estados Unidos.

DO - Sí. ALCA y acuerdos de libre comercio. Ese era el formato básico. A partir de Doja, del lanzamiento de la ronda de comercio de la OMC, quedó claro que el impulso de la conformación de reglas universales para el comercio seguía marchando. Ante esa verificación de que esto marchaba e iba adelante, Estados Unidos empezó un proceso de retracción en cuanto a generar él mismo nuevas reglas eventualmente distintas de aquellas que pudieran negociarse en la OMC.

En una palabra: Estados Unidos apostó a varias cartas a la vez, jugó fuerte en el tema OMC, hizo arrancar la ronda junto con la Unión Europea, en una negociación muy ardua. A partir de ese instante quedó claro que había un derrotero que había que seguir, que era el de la OMC, y quedaron claros otros derroteros paralelos que también había que seguir: los subrregionales. El ALCA perdía de alguna manera la intensidad, la inmediatez, no digo en proyecto sino en inmediatez e intensidad. Uruguay tenía que situarse en ese cuadro.

EC - Subrayo lo que usted dice: el proyecto del ALCA se enfrió.

DO - Se enfrió, para decirlos en términos periodísticos muy correctos. Se enfrió. En ese estado de situación era evidente que Uruguay tenía que examinar nuevas posibilidades. Entonces fuimos a Estados Unidos pensando, como lo dije al comienzo, en remover los obstáculos que teníamos al comercio en los distintos rubros de exportación uruguayos. Pero también teníamos la idea de que si podíamos avanzar en un proceso que fuera a más, que no se limitara a media docena de productos sino que tomara en cuenta el universo arancelario, no debíamos desdeñarlo, apoyándonos en que también en el Mercosur se estaba produciendo una situación compleja.

En el Mercosur se aprobó en 2000 la famosa decisión 32. En la entrevista que usted hizo con el senador Astori, le leyó la decisión 32.

EC - Esa decisión 32 establece que acuerdos con terceros países deberán ser negociados conjuntamente con los países integrantes del Mercosur.

DO - Con un plazo perentorio del mes de junio de 2001, plazo ya vencido. El Mercosur es una criatura viva, que cambia, que se modifica. A veces crece, a veces se estanca. ¿Qué pasó en 2000 y 2001? Uno de los puntos críticos del funcionamiento del Mercosur en esos años fue el cierre o el semicierre del acceso al mercado. Piense por un momento lo que fue el influjo, no sólo de la política cambiaria de Brasil, piense en lo que la inestabilidad y la recesión de Argentina. Piense incluso en las trabas no arancelarias, como las que tuvimos con el arroz, como la que hemos tenido con despachos en frontera, con certificados de origen en el caso de las bicicletas o en los temas de la exportación de ciertos productos como los neumáticos recauchutados que han encontrado resistencia en Brasil y luego hemos tenido que laudar mediante arbitraje, exitoso para Uruguay. Debo acotar que Uruguay ha sido exitoso en todos los laudos que ha solicitado.

El Mercosur mismo estaba viviendo, por lo tanto, una situación de contracción muy fuerte.

En esa situación ¿cuál era la posición del gobierno? ¿Seguimos apostando, rígidamente, al principio absoluto, inexorable de que no podemos negociar con nadie si no lo hacemos en forma conjunta y nos quedamos estancados en junio de 2000, cuando los socios mayores, en este lapso de casi dos años, han pasado de una situación A a una situación B y en algún caso de una situación A a una situación C? ¿Podemos seguir con una política exterior tan poco pragmática, tan atenida a las reglas rígidas que tienen como objetivo fortalecer hacia adentro al Mercosur? La pregunta es: ¿está fortalecido hacia adentro suficientemente como para que los socios sintamos que vamos todos en el mismo carro y que ninguno se baja de él porque si lo hace pierde el tren? No. El Mercosur adentro no se ha fortalecido como lo esperábamos y las restricciones al acceso al mercado le han deparado a Uruguay la disminución de las exportaciones que todos conocemos, sumada a la aftosa en 2001. La situación actual de Argentina nos anuncia una recesión muy fuerte en nuestras exportaciones hacia ese país, que sigue siendo entre el 18% y el 20% de nuestro producto exportable, y con Brasil, que es aproximadamente un 30%, tenemos también limitaciones provenientes de nuestra competitividad por la política cambiaria.

Frente a una situación de un mundo que cambia y una región que muestra un Mercosur que no es capaz internamente de superar esas situaciones ajustando ciertos alineamientos macroeconómicos que hagan que la política cambiaria no sea un imprevisible absoluto de todos los días haciendo que el mercado exportador uruguayo pueda saber las reglas de antemano con las que va a contar al colocar sus productos y al percibir su precio, ¿qué hace el gobierno? El gobierno sale a buscar nuevas fórmulas. Sale a buscar un acuerdo bilateral, que podrá tener o no el porte de un acuerdo de libre comercio o será sólo un acuerdo bilateral. ¿Qué es lo que lo vincula desde el punto de vista conceptual a la posibilidad de lograr un acuerdo de libre comercio? El hecho de que estamos usando el mismo instrumento que usó Chile en 1998.

Sé que se ha hablado en estos días con amplitud y con mucho análisis, por cierto, del tiempo que le demandó a Chile llegar a la situación presente, y el tiempo que aún le demandará porque aún tiene algunos temas por superar.

EC - El comunicado que emitió el gobierno de Estados Unidos el viernes, cuando anuncia la conformación de la comisión conjunta de comercio e inversiones, agrega que es el mismo instrumento que se creó con Chile en 1998. Lo deja ahí, pero el lector deduce que a partir de aquel instrumento Chile está a punto de lograr un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos. No está dicho en el comunicado que Estados Unidos vaya a un acuerdo bilateral de libre comercio con Uruguay, pero está como insinuado. ¿Ese propósito está, efectivamente, en el gobierno Bush? ¿Quedó explícito por lo menos en las conversaciones, no en el texto?

DO - El presidente Batlle se reunió con el presidente Bush y con varios ministros, congresistas, grupos académicos, sectores empresariales, técnicos en distintas áreas. Hizo una suerte de inventario de situación global. De ese inventario de situación emerge con claridad que Estados Unidos está mirando a Uruguay, no por su porte comercial, por su porte financiero, por su condición de gran país sino que lo está mirando desde el punto de vista de lo que podría constituir un modelo institucional en lo que hace a preservación de los valores de una sociedad democráticamente organizada.

Usted aludía al comunicado que refiere precisamente a la creación de la comisión de comercio e inversiones y a la mención que allí se hace de Chile. El texto dice: "se trata del mismo instrumento utilizado en ocasión de la negociación con Chile". Eso ya alienta, sin duda, la expectativa de que a lo largo de los trabajos de esta comisión podamos ir en esa dirección.

Pero hay algo importante que no se ha registrado suficientemente, que es el comunicado de prensa hecho por el señor Jerry Galucci, del Departamento de Estado. Allí, en su breve exposición, Galucci dijo que la agenda del presidente Batlle había sido inusual en cuanto al nivel de las entrevistas llevadas a cabo y en cuanto al número de miembros del gabinete entrevistados. Señaló el compromiso que Uruguay ha adoptado racionalmente en la lucha contra el terrorismo, proponiendo normas y apoyando soluciones del derecho internacional contemporáneo para ese trabajo. Puso especial énfasis en los valores democráticos, en los derechos humanos, en las libertades individuales, en el medio ambiente. Incluso hay que recordar la entrevista del presidente Batlle con la secretaria de Asuntos Laborales, Elaine Chao, en la que se reconoció que el nivel de protección laboral en Uruguay hace al país perfectamente compatible con Estados Unidos en orden a los parámetros o líneas que regulan esa situación. Esto es diferente de lo que se le planteó en su momento en la negociación del Nafta con México, donde hubo que hacer un proceso muy fuerte, dirigido a ese tipo de problemas.

En medio ambiente, con una calificación reciente que lo coloca en sexto lugar, Uruguay está dando cuenta de algunos valores, de algunos factores objetivos, que no son producto de su expresión de voluntad sino de una evaluación internacional, que muestra la necesidad de darle un decidido apoyo. Estados Unidos políticamente cree que Uruguay tiene un background, una base suficiente como para darle apoyo.

EC - Usted no mencionó un factor que creo que, por ejemplo, la Heritage Foundation, que viene impulsando el acuerdo bilateral con Uruguay, señala especialmente: la tendencia a la apertura de la economía.

DO - No lo señalaba no por no importante, que ciertamente lo es, vaya si lo es, sino simplemente para decirle, una vez más, que esta evaluación del proceso de acercamiento de Estados Unidos a Uruguay o de Uruguay a Estados Unidos, como lo quiera poner, comprende más cosas que lo económico. Comprende otras cosas además del comercio. Involucra una visión de país, una visión de una sociedad que está ubicada en una zona del mundo en la cual hay un país que lidera esa región o que por lo menos tiene las aptitudes para liderarla, Brasil, aunque no ejerza efectivamente en todos los casos ese liderazgo, y Argentina en una situación que todos conocemos suficientemente como para no tener que detallarla. Un país que está en una situación de crisis de la que irá saliendo progresivamente, en un tiempo que además no será corto, lo cual hace que Uruguay tenga que contar aun más con la lucha contra ese tiempo. Cosa que usted planteaba en su pregunta final: ¿cuánto tiempo?

Quiero ser muy claro. Indudablemente el camino trazado alienta la expectativa de llegar a un acuerdo de libre comercio -"alienta la expectativa", cuido muy sigilosamente las palabras- y crea en nuestra vocación de logros ese objetivo como final.

EC - Cuando uno piensa en el caso chileno en principio se desalienta, porque ha llevado muchísimos años de gestiones, preparación desde la década de los 90. La comisión se creó en 1998, estamos en 2002 y todavía falta. Probablemente se logre el año próximo, en 2003.

DO - Se hablaba de abril o mayo de este año, pero se ha ido difiriendo un poco. Comprendo eso, lo acepto de buen grado y digo que incluso estoy tomando el último plazo, que es el de 1998, momento en el cual se reformula toda esta cuestión.

EC - Pero incluso en ese caso estamos hablando de un plazo de cinco años.

DO - Estamos hablando de un plazo largo.

EC - Claro, en este momento las condiciones pueden ser otras, ése es el argumento que se puede esgrimir.

DO - Le quiero decir algo más que me parece importante. Este no es un camino con un solo destino, es un camino con varias etapas.

EC - Hay estaciones intermedias.

DO - Hay estaciones intermedias que son, cada una por sí misma, un logro. En el mes de abril, según la primera información que hemos recibido, está llegando una misión sanitaria estadounidense para verificar una serie de aspectos vinculados a distintos productos de consumo. Hemos estado trabajando -y digo "hemos" en el sentido plural aunque estrictamente en esto quien trabajó más fue el ministro de Ganadería- para ir removiendo esas dificultades sanitarias en cítricos, lácteos y cárnicos.

A partir del 21 de agosto de este año se abre la audiencia pública. En Estados Unidos existe un sistema por el cual los ciudadanos frente a una determinada decisión tienen derecho a un plazo de 90 días para formular observaciones. El 21 de agosto termina la cuarentena para nuestra carne en Estados Unidos y a partir de ahí hay un plazo de 90 días. Quiere decir que sobre finales del año, si logramos pasar todas las etapas como se espera, porque se ha cumplido con rigor las normas internacionales en la materia, estaremos pasando ese examen.

¿Qué quiero decir con esto? Que no necesariamente el único objetivo es el acuerdo de libre comercio.

EC - En principio la comisión no se crea para eso siquiera.

DO - No se crea para eso. Vamos a leer el texto: "Estados Unidos y Uruguay acordaron iniciar un plan de trabajo para esta comisión que llevará a cabo su primera reunión en marzo de 2002 y durante la cual se establecerá grupos de trabajo en asuntos de interés común. Esta comisión reconoce la importancia de nuestra relación bilateral y facilitará el diálogo sobre nuestro interés común, en avanzar en el ALCA y en la nueva ronda de la OMC".

EC - ¿Otros ejemplos de resultados más a corto plazo que esa comisión puede tener?

DO - Aumentar el comercio y el análisis de asuntos específicos de comercio bilateral, que son los que mencioné a título de ejemplo en el comienzo de esta conversación. Quiere decir por lo tanto que si vamos logrando un mejor acceso al comercio y con ello vamos removiendo los obstáculos puntuales que tenemos en ciertos rubros de exportación, que son los más sensibles, porque estamos hablando de productos cárnicos, de carnes desosadas y maduradas, de lácteos, de cítricos, de textiles, de cerámica, de productos que son de alta sensibilidad en nuestro sistema de producción y en nuestra ocupación laboral. Por eso creo que es correcto decir que todo este esfuerzo en definitiva tiende a abrir el mercado y con ello aumentar nuestra capacidad exportadora y mejorar nuestra situación de ocupación.

EC - ¿Pero en qué tiempo podría haber resultados en esos rubros?

DO - Yo sé que el tiempo es un factor fundamental, todos vivimos bajo la premura de él y siempre con la insistencia en saber en qué lapso podemos lograr un resultado. Porque quiero ser muy realista y no es mi interés dar una imagen insustentable, le digo lo siguiente: el acuerdo de libre comercio obviamente requiere etapas complejas de análisis, tendremos que constituir un equipo de alto nivel técnico, tendremos que identificar grandes acuerdos para negociar en la materia. He visto con interés algunas expresiones políticas, incluso de dirigentes importantes del Frente Amplio, apoyando este tipo de negociación. Creo que existe por parte del Partido Nacional un reconocimiento de la importancia y de la oportunidad de la negociación. O sea que hay una masa crítica política favorable a la negociación.

Pero también entiendo que es fundamental tener en cuenta que en el corto y mediano plazo debemos acercarnos al mercado estadounidense con ofertas concretas de temas concretos, más allá de ese contexto mucho más ambicioso y general que un acuerdo de libre comercio.

EC - Con respecto al norte, a esa meta lejana del acuerdo bilateral de libre comercio, usted mencionaba recién algunas expresiones de apoyo que a ese camino le ha dado, por ejemplo, el senador Danilo Astori. También hubo respaldos del Partido Nacional. ¿Pero hubo en Uruguay -creo que no- una discusión política a fondo que permita tener la medición de cuál es exactamente el estado de la opinión pública, por lo menos de los partidos políticos en torno a este camino? Porque en el caso chileno, según lo destacaba el otro día el economista Aldo Lema, el consenso que toda la sociedad tiene respecto de que ese acuerdo es necesario y conveniente para el país, ha sido un factor fundamental a esgrimir en las negociaciones.

DO - Cada país es distinto. Chile tiene una situación que ha sido construida a lo largo de un plazo de ya casi de 30 años, que arranca en 1973 con un largo período de silencio democrático, por decirlo en términos elegantes, por el cual pudo construir libremente, sin oposición y sin opinión pública, un sistema económico abierto. Vamos a poner las cosas en su lugar. Nosotros en cambio estamos construyendo o intentando construir esto con un sistema democrático, con una masa de opinión pública abierta, con una larga extensión de nuestras discusiones públicas sobre estos problemas. Vale decir que la situación chilena no es equiparable a la nuestra. Primer punto.

Segundo punto. Uruguay es un país que ha dado cuenta de un gran esfuerzo hacia la apertura y muchas de las diferencias en el Mercosur han sobrevenido precisamente por ello, porque Uruguay ha querido ir más rápido en el proceso de apertura, pero se ha encontrado con restricciones por parte de sus socios. Ahora bien, en esta circunstancia es evidente que se abre un debate a partir de estos hechos. Veamos con cuidado esto: ¿vamos a plantear este debate en términos políticos partidistas o en términos de política económica internacional de grandes líneas de política como las que tenemos en otros ámbitos, por ejemplo en materia de no intervención, de autodeterminación, de lucha contra el narcotráfico, de preservación del medio ambiente, de lucha contra el terrorismo, etcétera? ¿Lo vamos a plantear en ese ámbito de cosas grandes, de grandes temas, o en la minúscula de la ideología que pudiere ver como prejuicio un acercamiento a Estados Unidos? ¿Lo vamos a plantear en términos antinómicos diciendo que lo de Estados Unidos no implica a la Unión Europea? No, leamos a Piqué, el presidente del Consejo de los 15, ministro de Relaciones Exteriores de España. Acaba de señalar hace cuatro horas que no hay una antinomia, una oposición, entre que la Unión Europea por un lado cultive la alianza transatlántica con Estados Unidos y por otra trate de resolver el avance de la Unión Europea sobre la región de Europa central, buscando la incorporación de los nuevos países. No hay, en nuestra modesta opinión, en nuestra modesta visión, no hay necesidad de poner esto en términos de confrontación ideológica, debemos ser pragmáticos y operativos.

EC - Pero esas distintas opiniones existen en la sociedad uruguaya, no sólo desde el punto de vista ideológico. Dentro del propio Frente Amplio, Astori opina a favor y otros dirigentes de sectores opinan en contra, algunos por razones ideológicas y otros por razonamientos de tipo económico-comercial, que sostienen que para Uruguay un acuerdo de ese tipo sería perjudicial. Sin entrar en el detalle de esos argumentos la pregunta es: ¿dónde se procesará un debate para saber con qué respaldo cuenta el gobierno para ir por este camino?

DO - La primera cosa para tener un debate es saber lo que estamos debatiendo, de otro modo no sabemos de qué estamos hablando. Estamos hablando de ingresar al mercado de Estados Unidos. ¿Es buena o mala cosa ingresar al mercado de Estados Unidos? ¿Es bueno o malo que haya un mejor acceso? Me parece que sobre eso no puede haber discusión. Pero si luego se trata de analizar al interior de esa nueva alianza, si eso debilita el cuadro de relacionamiento regional, si eso va contra el verbo mercosureño, si eso desalienta la unidad del modelo sociopolítico creado en Asunción y perfeccionado en Ouro Preto...

Veamos cuál es la conducta de los socios. Tenemos a un Brasil que está negociando acuciosamente con México y que busca espacios incluso de libre comercio con China. ¿Cuál es nuestra dificultad? ¿Que somos pequeños y tenemos menos libertad de decisión? No, no tenemos menos libertad de decisión. Además no estamos replanteando la revisión del Mercosur ni irnos de él, estamos diciendo que en este momento el Mercosur no nos da satisfacción a la necesidad de encontrar, para nuestra producción exportable, mercado y a la capacidad laboral de nuestra gente ocuparla. Entonces tenemos que buscar acuciosamente. El gobierno sería irresponsable si no lo hiciera, pecaría por omisión.

Después puede haber otro debate, el de cuán profundo es el vínculo con Estados Unidos y cuáles son las contrapartidas de ese vínculo. Ahí sí podemos entrar en un debate ideológico, en el cual nosotros estamos preparados para sostener que este acuerdo comercial no tiene facturas políticas, no tiene precios políticos. A nosotros no se nos han planteados precios políticos. Naturalmente que el acercamiento comercial entre países también significa concertación política. ¿No la tiene el Mercosur? Sí la tenemos, ¿y podemos decir que el papel de la política exterior de Brasil y Argentina es el mismo que el de Uruguay en el mundo? No, no es el mismo. Sin embargo tenemos una concertación política que incluso ha sido discutida internamente, hubo importantes dirigentes como el doctor Lacalle que han manifestado sus reparos a este tipo de concertación política.

En suma: podemos abrir un debate, una discusión.

EC - Es un debate que está pendiente.

DO - Acepto con usted que es un tema que bien vale la pena que debatamos. Pero no para hacer un paralelo estricto con Chile, que es distinto. Construyó este esquema en una etapa dictatorial básicamente y lo desarrolló en el gobierno democrático, con la Democracia Cristiana primero, con el Socialismo después, y lo ha mantenido como una política de Estado. Una política de Estado en la cual hay un capítulo muy importante jugado por el señor Pinochet y su equipo económico. Por lo tanto podemos tener ese debate, pero tengámoslo sin prejuicios, sin contenido ideológico lo suficientemente obstaculizante, abramos el debate. Yo estoy dispuesto a tenerlo, cuando gusten y como gusten.

***

EC - Algo específico a propósito del Mercosur: la reunión de Buenos Aires de los presidentes acaba de aprobar, finalmente, la conformación del Tribunal Arbitral Permanente, un viejo reclamo de Uruguay. ¿Cómo se entiende esto en este momento? Parece una broma: en el momento más crítico del Mercosur, cuando su estructura de compromisos está más agujereada que nunca, se crea un tribunal arbitral permanente.

DO - Cuando hay más agujeros es cuando hay más líos, más conflictos, más controversias, entonces es bueno tener un mejor mecanismo. Esto revelaría además algo muy importante: que las instituciones del Mercosur se siguen mejorando y perfeccionando porque seguramente el Mercosur va a superar la situación en la que está hoy.

EC - Es una apuesta al futuro.

DO - Una apuesta al futuro, una visión optimista. Esta visión optimista del protocolo de Olivos, que así se llamará, es la misma de la de una asistencia jurídica mutua en materia penal entre los países, porque a veces tenemos desconexiones para colaborar entre nosotros en la lucha contra el crimen, contra el delito. Vale decir que el Mercosur no es solamente un modelo económico, es también un modelo sociopolítico. El modelo económico, en subcapítulo comercial, ha tenido dificultades, y las tiene, pero eso no quiere decir que lo estemos abandonando o que estemos mirando al Mercosur desde afuera o desde la vereda de enfrente. Este proyecto que acaba de salir es en gran medida una iniciativa de Uruguay.

EC - ¿Cuándo entra a ser operativo el tribunal arbitral?

DO - Cuando sea ratificado, porque está firmado por los ministros y los presidentes, pero requiere aprobación parlamentaria.

EC - O sea que se lleva...

DO - Al Parlamento. Estaremos enviando rápidamente el proyecto de ley respectivo y esperamos que hagan lo propio los demás países.

EC - Digamos que esto implica unos seis meses.

DO - Sí, en forma optimista.

EC - Ah, entonces un año.

DO - Otra vez los tiempos...

EC - Es importante conocerlos.

DO - Si yo pudiera tener los tiempos y manejarlos, desearía tener 30 años.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe




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