Uruguay
mueve piezas en su política internacional
¿Cúales
son las opciones estratégicas de la política exterior
de Uruguay? ¿Qué resultados dieron los últimos
movimientos del presidente Jorge Batlle? El canciller Didier Opertti,
afirmó que el compromiso con el Mercosur sigue intacto, aunque
se busca otros mercados que en esta coyuntura satisfagan mejor las
necesidades uruguayas.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 20.02.02, Hora 8.45.
EMILIANO COTELO:
Estos últimos días han sido particularmente intensos
para el relacionamiento externo de nuestro país. Durante
casi una semana el presidente Jorge Batlle permaneció en
Washington entrevistándose con autoridades de gobierno y
organizaciones de Estados Unidos, incluido el presidente George
Bush. Después retornó a Uruguay, donde permaneció
menos de 24 horas. Al día siguiente viajó a Buenos
Aires para reunirse con sus pares del Mercosur. En buena parte de
esas gestiones fue acompañado por varios de sus ministros.
Después de su encuentro con Bush, Batlle dijo: "Me
vuelvo a Uruguay con lo que vine a buscar". Se refería
al anuncio oficial de la creación de una comisión
conjunta de comercio e inversiones y al resultado de las distintas
reuniones en las que había participado.
Pero todavía quedan unas cuantas preguntas que creo vale
la pena tratar de contestar. ¿Qué importancia tiene
la formación de esa comisión? ¿Qué resultados
prácticos tendrá? ¿Cuán cerca estamos,
efectivamente, de lograr un acuerdo de libre comercio con Estados
Unidos? Y en lo que tiene que ver con el segundo de los viajes,
¿en qué estado se encuentra el Mercosur? ¿Para
qué sirve hoy ese tratado de integración regional,
teniendo en cuenta las dificultades por las que pasan sus socios
y las licencias que todos se han ido tomando respecto de los compromisos
asumidos?
De todas estas cosas vamos a conversar con el canciller de la República,
doctor Didier Opertti.
Opertti, comencemos por el viaje a Estados Unidos. ¿Qué
fue lo que buscó y lo que se logró en ese viaje?
DIDIER OPERTTI:
Cuando encaramos la preparación del viaje a Estados Unidos
lo hicimos pensando en cuáles eran nuestras aspiraciones
de acceso al mercado en ese país. Estábamos todos
convencidos de que es necesario persistir en el esfuerzo para eliminar
una serie de obstáculos al ingreso de productos uruguayos.
Así fue que tuvimos en cuenta, obviamente, los trabajos anteriores,
concretamente la última ronda de negociación con el
Departamento de Comercio Internacional de Estados Unidos en el mes
de setiembre de 1999, cuando siendo todavía embajador en
Washington Alvaro Diez de Medina, participamos de una misión
conjunta con el señor Raúl Lago, hoy secretario de
la Presidencia, entonces director de la Dirección de Asuntos
Económicos de la Cancillería. La intención,
junto con el doctor Elías Bluth (secretario de la Presidencia
durante el gobierno de Julio Sanguinetti), era lograr una ampliación
de ciertos rubros de exportación a Estados Unidos. Ese era
el objetivo en aquel entonces y, pasados prácticamente tres
años, el objetivo de la remoción de esos obstáculos
seguía siendo básicamente el mismo.
EC - ¿No se habían producido avances en esas materias?
DO - Habíamos quedado en una situación de negociación
a nivel técnico, de tipo sanitario como en el caso de los
cítricos, obviamente en el caso de la carne, en los productos
lácteos. En otros rubros, como los productos cerámicos
y textiles, habíamos quedado básicamente enfrentados
en el tema arancelario.
EC - Ese era un capítulo.
DO - Pero sucede lo siguiente. En este lapso las cosas cambiaron
de una manera absolutamente sustantiva. En el tema cárnico
sobrevino la aftosa, lo cual nos planteó la necesidad no
ya de negociar lo que podría ser una ampliación de
cupos, planteada en setiembre de 1999, sino volver a acceder al
mercado cárnico libre de aftosa. Este asunto le demandó
al gobierno una actividad adicional, en la cual en este momento
se está trabajando. Usted lo habrá visto en estos
días a través de las informaciones del ministro de
Ganadería que, acompañado por sus asesores, ha estado
negociando en paralelo con las reuniones de naturaleza política.
Quiero ubicar bien el tema. ¿Qué pasó en 2001?
Sucedió lo que todos conocemos. ¿Qué pasó
en 2001 con la política exterior, con las relaciones internacionales
de Estados Unidos? Pasaron por una parte, en lo económico,
a dar un fuerte impulso a la autorización para negociar,
lo que en el pasado se había llamado fast-track y ahora es
autorización para negociar.
EC - El fast-track tiene media sanción en el Congreso, pero
a su vez ha sido modificado en la comisión del Senado, o
sea que en el caso de que se apruebe en el Senado volverá
a la cámara baja.
DO - La Comisión de Presupuesto del Senado tiene algunos
ajustes, lo cual obligará a que el proyecto vuelva para su
consideración en el pleno. ¿Qué pasó
este año? Sucedió que el eje de la política
exterior estadounidense, la agenda central, cambió. Pasó
de ser una política orientada conforme a los criterios de
economía del Partido Republicano, vale decir liberación
del comercio, apertura del comercio, no protección, marcando
así una diferencia neta con la administración de Bill
Clinton, a tener como eje central al terrorismo. Desde el 11 de
setiembre, desde el ataque a las gemelas y al Pentágono,
cambia el eje de la política exterior estadounidense. Eso
está claramente evidenciado en todos los avances que Estados
Unidos ha hecho en esta temática a nivel regional, internacional
y mundial.
En ese contexto, en ese cuadro de situación, nosotros tratamos
de regresar al canal de negociación que ya habíamos
establecido y que se había ido perfeccionando con el transcurso
del tiempo, pero que hoy mostraba la necesidad de darle un nuevo
fuerte impulso. Ello determinó el planteamiento de esta visita.
En el documento "Aspiraciones de acceso al mercado de Estados
Unidos. Síntesis del estado de situación. Objetivos
y sugerencias", hemos analizado rubro por rubro y hemos constatado
la diversidad de problemas que hay en esta materia.
Por ejemplo: en el rubro carnes tenemos hoy un tema sobreviniente
de 2001 que es la aftosa. Además, existe un problema que
está en la naturaleza misma del mercado: está contingentado
por cuotas que no se negocian en forma bilateral sino en la OMC.
Si usted observa el rubro cerámicas, ahí hay un problema
arancelario. Uruguay no puede acceder a ese mercado por un problema
arancelario. En el tema cítricos nos encontramos con que
no hubo, por parte de Estados Unidos, una atención a las
inspecciones sanitarias pedidas por Uruguay porque hay lobbies que
se mueven en un sentido diverso del nuestro.
Y no olvide algo que usted mismo ha relevado, estos días,
en sus mesas redondas: es muy difícil acceder a un mercado
como el de Estados Unidos en un marco de producciones similares.
Por lo tanto, ¿dónde está el argumento? Está
en que no causamos impacto, no producimos un perjuicio a la economía
estadounidense. Nuestro perfil, nuestro volumen de comercio, nuestras
características de acceso a ese mercado no van a producir
un daño al productor estadounidense de ninguno de los rubros
mencionados.
A partir de ahí, y dentro de ese contexto, habida cuenta
de la tramitación que Estados Unidos hacía de su autorización
para negociar, estaba el ALCA, que aparecía en el escenario
como una especie de gran registro de hacia dónde quería
ir Estados Unidos con la región.
En determinado momento, después del 11 de setiembre, comienzan
a aparecer nuevos temas y se evidencian algunas diferencias incluso
en lo que hace a cómo interpretar la manera de combatir el
terrorismo, de cómo atacar el terrorismo. Ahí aparecen
los matices naturales de la política exterior de algunos
de los países miembros del ALCA.
¿Qué hace Estados Unidos? En lugar de persistir de
modo marcadamente privilegiado como era el ALCA, al que se le había
asignado una gran prioridad a partir de la cumbre de Québec,
Estados Unidos endereza el rumbo hacia negociaciones subregionales
que se evidencian en los contactos con la Comunidad Andina y con
Centro América.
EC - Usted dice que es un giro que se produce en la orientación
de esta administración a partir de lo que fueron las reacciones
de algunos de los países latinoamericanos ante el episodio
de las torres gemelas y la lucha contra el terrorismo.
DO - A partir del cambio de situación internacional.
EC - ¿Cuáles fueron, por ejemplo, las reacciones
más frías? ¿La de Venezuela, directamente crítica?
¿La posición de Brasil?
DO - La propia posición de México, que en su momento
hizo reservas sobre la aplicación del TIAR (Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca). Vale decir que Estados Unidos empieza
a ponderar toda la situación y a privilegiar la relación
subregional. A partir de eso nosotros exhumamos el cuatro más
uno. Fue una idea de Uruguay. Es una fórmula que sale al
encuentro de ese enfoque subregional. En el enfoque bilateral, ¿qué
tratamos de hacer el año pasado? Intentamos crear el Consejo
Económico Conjunto, que era el modo de inventariar estas
dificultades que hacían que nuestras aspiraciones de acceso
no se consagraran, que tuviéramos dificultades para ingresar
al mercado.
Ponga en orden estos mecanismos: Consejo Económico Conjunto
con Estados Unidos; cuatro más uno, formato creado en 1991
pero que no se había utilizado, que recién se utiliza
10 años después.
EC - Estamos hablando de la relación Mercosur-Estados Unidos.
DO - Sí. ALCA y acuerdos de libre comercio. Ese era el formato
básico. A partir de Doja, del lanzamiento de la ronda de
comercio de la OMC, quedó claro que el impulso de la conformación
de reglas universales para el comercio seguía marchando.
Ante esa verificación de que esto marchaba e iba adelante,
Estados Unidos empezó un proceso de retracción en
cuanto a generar él mismo nuevas reglas eventualmente distintas
de aquellas que pudieran negociarse en la OMC.
En una palabra: Estados Unidos apostó a varias cartas a
la vez, jugó fuerte en el tema OMC, hizo arrancar la ronda
junto con la Unión Europea, en una negociación muy
ardua. A partir de ese instante quedó claro que había
un derrotero que había que seguir, que era el de la OMC,
y quedaron claros otros derroteros paralelos que también
había que seguir: los subrregionales. El ALCA perdía
de alguna manera la intensidad, la inmediatez, no digo en proyecto
sino en inmediatez e intensidad. Uruguay tenía que situarse
en ese cuadro.
EC - Subrayo lo que usted dice: el proyecto del ALCA se enfrió.
DO - Se enfrió, para decirlos en términos periodísticos
muy correctos. Se enfrió. En ese estado de situación
era evidente que Uruguay tenía que examinar nuevas posibilidades.
Entonces fuimos a Estados Unidos pensando, como lo dije al comienzo,
en remover los obstáculos que teníamos al comercio
en los distintos rubros de exportación uruguayos. Pero también
teníamos la idea de que si podíamos avanzar en un
proceso que fuera a más, que no se limitara a media docena
de productos sino que tomara en cuenta el universo arancelario,
no debíamos desdeñarlo, apoyándonos en que
también en el Mercosur se estaba produciendo una situación
compleja.
En el Mercosur se aprobó en 2000 la famosa decisión
32. En
la entrevista que usted hizo con el senador Astori, le
leyó la decisión 32.
EC - Esa decisión
32 establece que acuerdos con terceros países
deberán ser negociados conjuntamente con los países
integrantes del Mercosur.
DO - Con un plazo perentorio del mes de junio de 2001, plazo ya
vencido. El Mercosur es una criatura viva, que cambia, que se modifica.
A veces crece, a veces se estanca. ¿Qué pasó
en 2000 y 2001? Uno de los puntos críticos del funcionamiento
del Mercosur en esos años fue el cierre o el semicierre del
acceso al mercado. Piense por un momento lo que fue el influjo,
no sólo de la política cambiaria de Brasil, piense
en lo que la inestabilidad y la recesión de Argentina. Piense
incluso en las trabas no arancelarias, como las que tuvimos con
el arroz, como la que hemos tenido con despachos en frontera, con
certificados de origen en el caso de las bicicletas o en los temas
de la exportación de ciertos productos como los neumáticos
recauchutados que han encontrado resistencia en Brasil y luego hemos
tenido que laudar mediante arbitraje, exitoso para Uruguay. Debo
acotar que Uruguay ha sido exitoso en todos los laudos que ha solicitado.
El Mercosur mismo estaba viviendo, por lo tanto, una situación
de contracción muy fuerte.
En
esa situación ¿cuál era la posición
del gobierno? ¿Seguimos apostando, rígidamente, al
principio absoluto, inexorable de que no podemos negociar con nadie
si no lo hacemos en forma conjunta y nos quedamos estancados en
junio de 2000, cuando los socios mayores, en este lapso de casi
dos años, han pasado de una situación A a una situación
B y en algún caso de una situación A a una situación
C? ¿Podemos seguir con una política exterior tan poco
pragmática, tan atenida a las reglas rígidas que tienen
como objetivo fortalecer hacia adentro al Mercosur? La pregunta
es: ¿está fortalecido hacia adentro suficientemente
como para que los socios sintamos que vamos todos en el mismo carro
y que ninguno se baja de él porque si lo hace pierde el tren?
No. El Mercosur adentro no se ha fortalecido como lo esperábamos
y las restricciones al acceso al mercado le han deparado a Uruguay
la disminución de las exportaciones que todos conocemos,
sumada a la aftosa en 2001. La situación actual de Argentina
nos anuncia una recesión muy fuerte en nuestras exportaciones
hacia ese país, que sigue siendo entre el 18% y el 20% de
nuestro producto exportable, y con Brasil, que es aproximadamente
un 30%, tenemos también limitaciones provenientes de nuestra
competitividad por la política cambiaria.
Frente a una situación de un mundo que cambia y una región
que muestra un Mercosur que no es capaz internamente de superar
esas situaciones ajustando ciertos alineamientos macroeconómicos
que hagan que la política cambiaria no sea un imprevisible
absoluto de todos los días haciendo que el mercado exportador
uruguayo pueda saber las reglas de antemano con las que va a contar
al colocar sus productos y al percibir su precio, ¿qué
hace el gobierno? El gobierno sale a buscar nuevas fórmulas.
Sale a buscar un acuerdo bilateral, que podrá tener o no
el porte de un acuerdo de libre comercio o será sólo
un acuerdo bilateral. ¿Qué es lo que lo vincula desde
el punto de vista conceptual a la posibilidad de lograr un acuerdo
de libre comercio? El hecho de que estamos usando el mismo instrumento
que usó Chile en 1998.
Sé que se ha hablado en estos días con amplitud y
con mucho análisis, por cierto, del tiempo que le demandó
a Chile llegar a la situación presente, y el tiempo que aún
le demandará porque aún tiene algunos temas por superar.
EC - El comunicado que emitió el gobierno de Estados Unidos
el viernes, cuando anuncia la conformación de la comisión
conjunta de comercio e inversiones, agrega que es el mismo instrumento
que se creó con Chile en 1998. Lo deja ahí, pero el
lector deduce que a partir de aquel instrumento Chile está
a punto de lograr un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados
Unidos. No está dicho en el comunicado que Estados Unidos
vaya a un acuerdo bilateral de libre comercio con Uruguay, pero
está como insinuado. ¿Ese propósito está,
efectivamente, en el gobierno Bush? ¿Quedó explícito
por lo menos en las conversaciones, no en el texto?
DO - El presidente Batlle se reunió con el presidente Bush
y con varios ministros, congresistas, grupos académicos,
sectores empresariales, técnicos en distintas áreas.
Hizo una suerte de inventario de situación global. De ese
inventario de situación emerge con claridad que Estados Unidos
está mirando a Uruguay, no por su porte comercial, por su
porte financiero, por su condición de gran país sino
que lo está mirando desde el punto de vista de lo que podría
constituir un modelo institucional en lo que hace a preservación
de los valores de una sociedad democráticamente organizada.
Usted aludía al comunicado que refiere precisamente a la
creación de la comisión de comercio e inversiones
y a la mención que allí se hace de Chile. El texto
dice: "se trata del mismo instrumento utilizado en ocasión
de la negociación con Chile". Eso ya alienta, sin duda,
la expectativa de que a lo largo de los trabajos de esta comisión
podamos ir en esa dirección.
Pero hay algo importante que no se ha registrado suficientemente,
que es el comunicado de prensa hecho por el señor Jerry Galucci,
del Departamento de Estado. Allí, en su breve exposición,
Galucci dijo que la agenda del presidente Batlle había sido
inusual en cuanto al nivel de las entrevistas llevadas a cabo y
en cuanto al número de miembros del gabinete entrevistados.
Señaló el compromiso que Uruguay ha adoptado racionalmente
en la lucha contra el terrorismo, proponiendo normas y apoyando
soluciones del derecho internacional contemporáneo para ese
trabajo. Puso especial énfasis en los valores democráticos,
en los derechos humanos, en las libertades individuales, en el medio
ambiente. Incluso hay que recordar la entrevista del presidente
Batlle con la secretaria de Asuntos Laborales, Elaine Chao, en la
que se reconoció que el nivel de protección laboral
en Uruguay hace al país perfectamente compatible con Estados
Unidos en orden a los parámetros o líneas que regulan
esa situación. Esto es diferente de lo que se le planteó
en su momento en la negociación del Nafta con México,
donde hubo que hacer un proceso muy fuerte, dirigido a ese tipo
de problemas.
En medio ambiente, con una calificación reciente que lo
coloca en sexto lugar, Uruguay está dando cuenta de algunos
valores, de algunos factores objetivos, que no son producto de su
expresión de voluntad sino de una evaluación internacional,
que muestra la necesidad de darle un decidido apoyo. Estados Unidos
políticamente cree que Uruguay tiene un background, una base
suficiente como para darle apoyo.
EC - Usted no mencionó un factor que creo que, por ejemplo,
la Heritage Foundation, que viene impulsando el acuerdo bilateral
con Uruguay, señala especialmente: la tendencia a la apertura
de la economía.
DO - No lo señalaba no por no importante, que ciertamente
lo es, vaya si lo es, sino simplemente para decirle, una vez más,
que esta evaluación del proceso de acercamiento de Estados
Unidos a Uruguay o de Uruguay a Estados Unidos, como lo quiera poner,
comprende más cosas que lo económico. Comprende otras
cosas además del comercio. Involucra una visión de
país, una visión de una sociedad que está ubicada
en una zona del mundo en la cual hay un país que lidera esa
región o que por lo menos tiene las aptitudes para liderarla,
Brasil, aunque no ejerza efectivamente en todos los casos ese liderazgo,
y Argentina en una situación que todos conocemos suficientemente
como para no tener que detallarla. Un país que está
en una situación de crisis de la que irá saliendo
progresivamente, en un tiempo que además no será corto,
lo cual hace que Uruguay tenga que contar aun más con la
lucha contra ese tiempo. Cosa que usted planteaba en su pregunta
final: ¿cuánto tiempo?
Quiero ser muy claro. Indudablemente el camino trazado alienta
la expectativa de llegar a un acuerdo de libre comercio -"alienta
la expectativa", cuido muy sigilosamente las palabras- y crea
en nuestra vocación de logros ese objetivo como final.
EC - Cuando uno piensa en el caso chileno en principio se desalienta,
porque ha llevado muchísimos años de gestiones, preparación
desde la década de los 90. La comisión se creó
en 1998, estamos en 2002 y todavía falta. Probablemente se
logre el año próximo, en 2003.
DO - Se hablaba de abril o mayo de este año, pero se ha
ido difiriendo un poco. Comprendo eso, lo acepto de buen grado y
digo que incluso estoy tomando el último plazo, que es el
de 1998, momento en el cual se reformula toda esta cuestión.
EC - Pero incluso en ese caso estamos hablando de un plazo de cinco
años.
DO - Estamos hablando de un plazo largo.
EC - Claro, en este momento las condiciones pueden ser otras, ése
es el argumento que se puede esgrimir.
DO - Le quiero decir algo más que me parece importante.
Este no es un camino con un solo destino, es un camino con varias
etapas.
EC - Hay estaciones intermedias.
DO - Hay estaciones intermedias que son, cada una por sí
misma, un logro. En el mes de abril, según la primera información
que hemos recibido, está llegando una misión sanitaria
estadounidense para verificar una serie de aspectos vinculados a
distintos productos de consumo. Hemos estado trabajando -y digo
"hemos" en el sentido plural aunque estrictamente en esto
quien trabajó más fue el ministro de Ganadería-
para ir removiendo esas dificultades sanitarias en cítricos,
lácteos y cárnicos.
A partir del 21 de agosto de este año se abre la audiencia
pública. En Estados Unidos existe un sistema por el cual
los ciudadanos frente a una determinada decisión tienen derecho
a un plazo de 90 días para formular observaciones. El 21
de agosto termina la cuarentena para nuestra carne en Estados Unidos
y a partir de ahí hay un plazo de 90 días. Quiere
decir que sobre finales del año, si logramos pasar todas
las etapas como se espera, porque se ha cumplido con rigor las normas
internacionales en la materia, estaremos pasando ese examen.
¿Qué quiero decir con esto? Que no necesariamente
el único objetivo es el acuerdo de libre comercio.
EC - En principio la comisión no se crea para eso siquiera.
DO - No se crea para eso. Vamos a leer el texto: "Estados
Unidos y Uruguay acordaron iniciar un plan de trabajo para esta
comisión que llevará a cabo su primera reunión
en marzo de 2002 y durante la cual se establecerá grupos
de trabajo en asuntos de interés común. Esta comisión
reconoce la importancia de nuestra relación bilateral y facilitará
el diálogo sobre nuestro interés común, en
avanzar en el ALCA y en la nueva ronda de la OMC".
EC - ¿Otros ejemplos de resultados más a corto plazo
que esa comisión puede tener?
DO - Aumentar el comercio y el análisis de asuntos específicos
de comercio bilateral, que son los que mencioné a título
de ejemplo en el comienzo de esta conversación. Quiere decir
por lo tanto que si vamos logrando un mejor acceso al comercio y
con ello vamos removiendo los obstáculos puntuales que tenemos
en ciertos rubros de exportación, que son los más
sensibles, porque estamos hablando de productos cárnicos,
de carnes desosadas y maduradas, de lácteos, de cítricos,
de textiles, de cerámica, de productos que son de alta sensibilidad
en nuestro sistema de producción y en nuestra ocupación
laboral. Por eso creo que es correcto decir que todo este esfuerzo
en definitiva tiende a abrir el mercado y con ello aumentar nuestra
capacidad exportadora y mejorar nuestra situación de ocupación.
EC - ¿Pero en qué tiempo podría haber resultados
en esos rubros?
DO - Yo sé que el tiempo es un factor fundamental, todos
vivimos bajo la premura de él y siempre con la insistencia
en saber en qué lapso podemos lograr un resultado. Porque
quiero ser muy realista y no es mi interés dar una imagen
insustentable, le digo lo siguiente: el acuerdo de libre comercio
obviamente requiere etapas complejas de análisis, tendremos
que constituir un equipo de alto nivel técnico, tendremos
que identificar grandes acuerdos para negociar en la materia. He
visto con interés algunas expresiones políticas, incluso
de dirigentes importantes del Frente Amplio, apoyando este tipo
de negociación. Creo que existe por parte del Partido Nacional
un reconocimiento de la importancia y de la oportunidad de la negociación.
O sea que hay una masa crítica política favorable
a la negociación.
Pero también entiendo que es fundamental tener en cuenta
que en el corto y mediano plazo debemos acercarnos al mercado estadounidense
con ofertas concretas de temas concretos, más allá
de ese contexto mucho más ambicioso y general que un acuerdo
de libre comercio.
EC - Con respecto al norte, a esa meta lejana del acuerdo bilateral
de libre comercio, usted mencionaba recién algunas expresiones
de apoyo que a ese camino le ha dado, por ejemplo, el senador Danilo
Astori. También hubo respaldos del Partido Nacional. ¿Pero
hubo en Uruguay -creo que no- una discusión política
a fondo que permita tener la medición de cuál es exactamente
el estado de la opinión pública, por lo menos de los
partidos políticos en torno a este camino? Porque en el caso
chileno, según lo destacaba el otro día el
economista Aldo Lema, el consenso que toda la sociedad
tiene respecto de que ese acuerdo es necesario y conveniente para
el país, ha sido un factor fundamental a esgrimir en las
negociaciones.
DO - Cada país es distinto. Chile tiene una situación
que ha sido construida a lo largo de un plazo de ya casi de 30 años,
que arranca en 1973 con un largo período de silencio democrático,
por decirlo en términos elegantes, por el cual pudo construir
libremente, sin oposición y sin opinión pública,
un sistema económico abierto. Vamos a poner las cosas en
su lugar. Nosotros en cambio estamos construyendo o intentando construir
esto con un sistema democrático, con una masa de opinión
pública abierta, con una larga extensión de nuestras
discusiones públicas sobre estos problemas. Vale decir que
la situación chilena no es equiparable a la nuestra. Primer
punto.
Segundo punto. Uruguay es un país que ha dado cuenta de
un gran esfuerzo hacia la apertura y muchas de las diferencias en
el Mercosur han sobrevenido precisamente por ello, porque Uruguay
ha querido ir más rápido en el proceso de apertura,
pero se ha encontrado con restricciones por parte de sus socios.
Ahora bien, en esta circunstancia es evidente que se abre un debate
a partir de estos hechos. Veamos con cuidado esto: ¿vamos
a plantear este debate en términos políticos partidistas
o en términos de política económica internacional
de grandes líneas de política como las que tenemos
en otros ámbitos, por ejemplo en materia de no intervención,
de autodeterminación, de lucha contra el narcotráfico,
de preservación del medio ambiente, de lucha contra el terrorismo,
etcétera? ¿Lo vamos a plantear en ese ámbito
de cosas grandes, de grandes temas, o en la minúscula de
la ideología que pudiere ver como prejuicio un acercamiento
a Estados Unidos? ¿Lo vamos a plantear en términos
antinómicos diciendo que lo de Estados Unidos no implica
a la Unión Europea? No, leamos a Piqué, el presidente
del Consejo de los 15, ministro de Relaciones Exteriores de España.
Acaba de señalar hace cuatro horas que no hay una antinomia,
una oposición, entre que la Unión Europea por un lado
cultive la alianza transatlántica con Estados Unidos y por
otra trate de resolver el avance de la Unión Europea sobre
la región de Europa central, buscando la incorporación
de los nuevos países. No hay, en nuestra modesta opinión,
en nuestra modesta visión, no hay necesidad de poner esto
en términos de confrontación ideológica, debemos
ser pragmáticos y operativos.
EC - Pero esas distintas opiniones existen en la sociedad uruguaya,
no sólo desde el punto de vista ideológico. Dentro
del propio Frente Amplio, Astori opina a favor y otros dirigentes
de sectores opinan en contra, algunos por razones ideológicas
y otros por razonamientos de tipo económico-comercial, que
sostienen que para Uruguay un acuerdo de ese tipo sería perjudicial.
Sin entrar en el detalle de esos argumentos la pregunta es: ¿dónde
se procesará un debate para saber con qué respaldo
cuenta el gobierno para ir por este camino?
DO - La primera cosa para tener un debate es saber lo que estamos
debatiendo, de otro modo no sabemos de qué estamos hablando.
Estamos hablando de ingresar al mercado de Estados Unidos. ¿Es
buena o mala cosa ingresar al mercado de Estados Unidos? ¿Es
bueno o malo que haya un mejor acceso? Me parece que sobre eso no
puede haber discusión. Pero si luego se trata de analizar
al interior de esa nueva alianza, si eso debilita el cuadro de relacionamiento
regional, si eso va contra el verbo mercosureño, si eso desalienta
la unidad del modelo sociopolítico creado en Asunción
y perfeccionado en Ouro Preto...
Veamos cuál es la conducta de los socios. Tenemos a un Brasil
que está negociando acuciosamente con México y que
busca espacios incluso de libre comercio con China. ¿Cuál
es nuestra dificultad? ¿Que somos pequeños y tenemos
menos libertad de decisión? No, no tenemos menos libertad
de decisión. Además no estamos replanteando la revisión
del Mercosur ni irnos de él, estamos diciendo que en este
momento el Mercosur no nos da satisfacción a la necesidad
de encontrar, para nuestra producción exportable, mercado
y a la capacidad laboral de nuestra gente ocuparla. Entonces tenemos
que buscar acuciosamente. El gobierno sería irresponsable
si no lo hiciera, pecaría por omisión.
Después puede haber otro debate, el de cuán profundo
es el vínculo con Estados Unidos y cuáles son las
contrapartidas de ese vínculo. Ahí sí podemos
entrar en un debate ideológico, en el cual nosotros estamos
preparados para sostener que este acuerdo comercial no tiene facturas
políticas, no tiene precios políticos. A nosotros
no se nos han planteados precios políticos. Naturalmente
que el acercamiento comercial entre países también
significa concertación política. ¿No la tiene
el Mercosur? Sí la tenemos, ¿y podemos decir que el
papel de la política exterior de Brasil y Argentina es el
mismo que el de Uruguay en el mundo? No, no es el mismo. Sin embargo
tenemos una concertación política que incluso ha sido
discutida internamente, hubo importantes dirigentes como el doctor
Lacalle que han manifestado sus reparos a este tipo de concertación
política.
En suma: podemos abrir un debate, una discusión.
EC - Es un debate que está pendiente.
DO - Acepto con usted que es un tema que bien vale la pena que
debatamos. Pero no para hacer un paralelo estricto con Chile, que
es distinto. Construyó este esquema en una etapa dictatorial
básicamente y lo desarrolló en el gobierno democrático,
con la Democracia Cristiana primero, con el Socialismo después,
y lo ha mantenido como una política de Estado. Una política
de Estado en la cual hay un capítulo muy importante jugado
por el señor Pinochet y su equipo económico. Por lo
tanto podemos tener ese debate, pero tengámoslo sin prejuicios,
sin contenido ideológico lo suficientemente obstaculizante,
abramos el debate. Yo estoy dispuesto a tenerlo, cuando gusten y
como gusten.
***
EC - Algo específico a propósito del Mercosur: la
reunión de Buenos Aires de los presidentes acaba de aprobar,
finalmente, la conformación del Tribunal Arbitral Permanente,
un viejo reclamo de Uruguay. ¿Cómo se entiende esto
en este momento? Parece una broma: en el momento más crítico
del Mercosur, cuando su estructura de compromisos está más
agujereada que nunca, se crea un tribunal arbitral permanente.
DO - Cuando hay más agujeros es cuando hay más líos,
más conflictos, más controversias, entonces es bueno
tener un mejor mecanismo. Esto revelaría además algo
muy importante: que las instituciones del Mercosur se siguen mejorando
y perfeccionando porque seguramente el Mercosur va a superar la
situación en la que está hoy.
EC - Es una apuesta al futuro.
DO - Una apuesta al futuro, una visión optimista. Esta visión
optimista del protocolo de Olivos, que así se llamará,
es la misma de la de una asistencia jurídica mutua en materia
penal entre los países, porque a veces tenemos desconexiones
para colaborar entre nosotros en la lucha contra el crimen, contra
el delito. Vale decir que el Mercosur no es solamente un modelo
económico, es también un modelo sociopolítico.
El modelo económico, en subcapítulo comercial, ha
tenido dificultades, y las tiene, pero eso no quiere decir que lo
estemos abandonando o que estemos mirando al Mercosur desde afuera
o desde la vereda de enfrente. Este proyecto que acaba de salir
es en gran medida una iniciativa de Uruguay.
EC - ¿Cuándo entra a ser operativo el tribunal arbitral?
DO - Cuando sea ratificado, porque está firmado por los
ministros y los presidentes, pero requiere aprobación parlamentaria.
EC - O sea que se lleva...
DO - Al Parlamento. Estaremos enviando rápidamente el proyecto
de ley respectivo y esperamos que hagan lo propio los demás
países.
EC - Digamos que esto implica unos seis meses.
DO - Sí, en forma optimista.
EC - Ah, entonces un año.
DO - Otra vez los tiempos...
EC - Es importante conocerlos.
DO - Si yo pudiera tener los tiempos y manejarlos, desearía
tener 30 años.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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