Ana Olivera: "Necesitamos la complicidad constante de la gente para resolver el tema de la limpieza"
Las campañas electorales marcan el fin de una gestión de Gobierno. Así será para la Presidencia y para las intendencias. La campaña por las elecciones departamentales recién empieza, y ya se están escuchando los primeros nombres. Para Ana Olivera este es tiempo de balances. Por este motivo, la intendenta estuvo en los estudios de En Perspectiva para hablar de su gestión y de las razones por las que decidió no postularse a la reelección. Olivera aseguró que en el tema limpieza (uno de los más cuestionados) la Intendencia necesita de los ciudadanos, "los lugares donde el tema de la limpieza funciona bien, la campaña hacia los ciudadanos no fue ni de un mes ni de dos meses, es constante".
(emitido a las 8.45 hs.)
EMILIANO COTELO:
Apenas se estaban acallando los ecos del balotaje cuando la agenda electoral comenzó a agitarse nuevamente. En estos momentos, todos los partidos afinan las listas de candidatos a las intendencias que competirán en las departamentales en mayo. Ahí, buena parte de las miradas estarán puestas sobre Montevideo y sobre el trabajo hecho por la actual intendenta, Ana Olivera.
¿Cómo han sido para ella estos cuatro años y medio que lleva al frente de la comuna de la capital? ¿Por qué decidió no lanzarse ella misma a la carrera por la reelección?
Recibimos a Ana Olivera, intendenta de Montevideo.
El lunes 1 de diciembre, todavía con las repercusiones del triunfo de Tabaré Vázquez la noche anterior, la consultora Equipos dio a conocer una encuesta, pero no de intención de voto, sino sobre la aprobación de su gestión al frente de la Intendencia de Montevideo (IM). Y resulta que, por primera vez en cuatro años, el saldo entre quienes aprueban y quienes desaprueban su gestión fue positivo. Aprueban 38%, desaprueban 37%, ni aprueban ni desaprueban 22% y no contesta 3%. ¿Cómo recibió esa información?
ANA OLIVERA:
Con sinceridad, no me sorprendió, porque veníamos de varios meses –dicho por la propia consultora– de un proceso de crecimiento, porque tuvimos cerca de ese 20% que ni aprobó ni desaprobó, que nunca se contabiliza mucho y uno nunca se mete adentro sobre qué opina. Y después una gran polarización siempre, llegamos a tener un 49% de desaprobación. Sin embargo la desaprobación empezó a bajar a partir de abril de este año y empezó a repetirse el que íbamos creciendo y bajando, creciendo y bajando, porque a veces puede ser algo circunstancial.
Esos resultados vinieron como corolario de cómo fue creciendo la aprobación de las áreas de la Intendencia. Porque lo que la gente retiene es cuántos aprueban y cuántos desaprueban, pero la Intendencia no hace la encuesta para saber eso solamente, sino para saber dónde están las áreas de aprobación, dónde están las áreas de desaprobación y quiénes son los sectores afectados. Esos son los datos más interesantes de la encuesta para la gestión.
Con todo lo controvertidas que han sido las encuestas en este último período, me parece que son una herramienta interesante cuando uno ahonda en los datos. Y cuando uno le pregunta más allá al que hace la encuesta, porque hay muchas cosas que muchas veces generan dudas. Desde finales del año pasado tuvimos un área estrella, el área de los espacios públicos, que fue como tirando de ese crecimiento; llegó a tener en un momento un 77% de aprobación de los montevideanos.
EC - Cuando hablamos de espacios públicos, nos referimos, por ejemplo, a plazas.
AO - No solo; el Mercado Agrícola también es un espacio público. Pero sin lugar a dudas el espacio plaza, lo que significó la plaza Casavalle, lo que significan las pequeñas plazas. Es una conjunción de lo departamental con lo municipal, en esto hubo un trabajo juntos muy importante aprovechando los recursos que tienen los municipios.
Esa área tiró junto con otra muy importante, que a veces es un intangible, pero que juntas potencian el objetivo que nos planteamos, que está vinculado con la apropiación del espacio público de los ciudadanos, que es la cultura. La cultura tiró muchísimo, la acción cultural que desarrolla el gobierno departamental de Montevideo está en un 65% de aprobación.
Otra área que siempre está unida a estas dos es el alumbrado público, que empezó a estar por arriba del 60%.
Esta conjunción fue ayudando –no para descuidar estas otras– para trabajar específicamente en las áreas más complejas, que todos sabemos cuáles son, pero es interesante mirar adentro de ellas, cosa que empezamos a hacer.
EC - Conversando hace unos días a propósito de estos números, alguien me decía que acá hay dos posibilidades. Una es que efectivamente esté cambiando la opinión pública con relación a la Intendencia, que esté mejorando la evaluación. Y la otra es que la elección nacional, con todo lo que llevó en el caso concreto del Frente Amplio (FA) a movilizar a la militancia, haya influido en una parte importante de los frenteamplistas a la hora de ponderar su gestión de la Intendencia, como una especie de exhortación "vamos a puntuar mejor a Ana Olivera, que están muchas cosas en juego, se puede perder la Intendencia", etcétera. ¿Tiene elementos como para discernir entre una cosa y la otra?
AO - No. Las cosas nunca son lineales, hay muchas cosas que influyen. Por eso señalaba que este comenzar a cambiar la opinión viene de antes de la elección, casi ha sido casi simultáneo con la elección interna. Hubo un año distinto, porque a veces hay momentos que resumen mucho trabajo. Fuera de micrófonos hablábamos de que hay mucha obra en este momento…
EC - Hoy se ve mucha obra en las calles de Montevideo y en las plazas de Montevideo. Y no faltará quien diga: "Claro, lo que pasa es que se vienen las elecciones".
AO - Y en realidad no es así. Para concretar obras se requiere trabajo de años. Incluso hay algunos aspectos en los que hemos trabajado los cinco años y recién se van a ver los frutos en el período que viene. Son esas grandes obras de infraestructura.
Yo doy el ejemplo del parque de la Amistad, que todavía no inauguramos y vamos a inaugurar seguramente en marzo del año que viene. Estuve hace tres años en Israel, y allí, cuando vi el parque de Ra’anana, dije: Montevideo tiene que tener esto. Va a ser el primer parque inclusivo de la región; ni del Uruguay ni de la ciudad.
Eso implicó un trabajo. La gente de la Fundación Schapira nos asesoró, cómo había llevado adelante esto, juntamos experiencias de otros lados, empezamos a hacer el proyecto ejecutivo, hicimos el proceso licitatorio, comenzamos la obra. Habríamos querido terminarla en julio de este año, que era la fecha que el cronograma nos decía. Hicimos acuerdos con Bellas Artes, que está preparando el laberinto, porque son juegos innovadores, que esperamos no defrauden a la gente. Pero las lluvias terribles… el ingeniero que está al frente de la obra está desesperado, porque, como es una obra a cielo abierto, por cada día que llueve tres días se paraliza la obra.
EC - ¿Dónde va a estar el parque de la Amistad?
AO - El parque de la Amistad va a estar delante del Planetario en el parque Villa Dolores. Uno pasaba por la avenida Rivera y no se daba cuenta de que había ese alto talud, pero está en plena construcción desde hace bastante más de un año.
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EC - Hablemos de algunos de los capítulos principales de su gestión.
Usted asumió sabiendo que tenía un gran desafío en cuanto a la limpieza de la ciudad. Puso mucho énfasis en este tema durante su campaña electoral y, una vez que asumió, lo colocó como una de las prioridades en el presupuesto. Repasando antecedentes vi que: se puso en funcionamiento un nuevo sistema de recolección con contenedores herméticos y antivandálicos en los barrios céntricos de la ciudad; se inauguraron cinco plantas de clasificado, en las que se integró a trabajar a clasificadores informales; se redujo el número de clasificadores informales que circulan en la calle; se inauguró una planta de captura de biogás en la usina Felipe Cardoso, donde se realiza la disposición final de los residuos y que permite reducir la emisión de gases con efecto invernadero que emanaban de esa planta y perjudicaban el medioambiente; se agregaron zonas de barrido; se cambió el Plan Director de Limpieza (se invirtieron 30 millones de dólares en renovación de equipamiento, extensión del sistema de contenedores a barrios a los que no habían llegado, reformulación del sistema de trabajo para dejar de depender de las horas extras para que la limpieza se concretara).
Entonces, ¿para usted ya desapareció aquel "dolor de cabeza" de la limpieza?
AO - No, no no. Es una tarea constante. Primero, porque primero teníamos que recuperar un atraso en el equipamiento. El equipamiento era vital para poder hacer lo que nos proponíamos, y también lleva su proceso, se llevó adelante una licitación internacional para la compra de todo el nuevo equipamiento: 13 barredoras mecánicas para los municipios, 6 barredoras mecánicas para las avenidas, los camiones lavacontenedores –cuando yo asumí hacía un año y medio que no se lavaban los contenedores–. Todo lo que era el equipamiento era vital.
Y teníamos mientras tanto una tarea. Ahí era que la gente decía "pero usted se comprometió a que a los seis meses la limpieza iba a estar solucionada". Y no, nos comprometimos a hacer un shock en los primeros seis meses mientras mirábamos cómo resolvíamos el problema. Si cuando asumí había 10 camiones levantacontenedores funcionando, teníamos que acometer la tarea de recuperar el equipamiento mientras comprábamos equipamiento nuevo y simultáneamente íbamos generando una nueva situación.
Teníamos un nuevo problema al que dar respuesta. Porque el crecimiento país, con el crecimiento del consumo, ha hecho que tengamos el doble de toneladas y el triple de volumen. En estos días ni le cuento. [Se ríe.]
EC - Esta es la época crítica, ¿no?
AO - Esta es la época crítica. Y desde este lugar vimos esa necesidad. Pero uno va aprendiendo bastante de los errores. Sobre todo de los de comunicación. Hay una parte que tiene que ver con que nosotros necesitamos de los ciudadanos, eso va a ser siempre. Porque en los lugares donde el tema de la limpieza –cuando uno viaja lo ve mejor– funciona bien, la campaña hacia los ciudadanos no fue ni de un mes ni de dos meses, es constante.
EC - ¿Qué está diciendo? ¿Que en el debe que todavía hay en materia de limpieza la responsabilidad no es de la Intendencia sino de la gente?
AO - No. Estoy diciendo que necesitamos la complicidad constante de la gente para resolver el tema de la limpieza, porque van cambiando los usos y costumbres. Y justamente, mi error fue, al inicio, hablar de que no era que tuviéramos problemas con la recolección –después de que los subsanamos–, sino la basura fuera del contenedor, quién la generaba. El que cumple se siente agredido, y es la mayoría la que cumple. Entonces es ahí que decís: tengo que mejorar la comunicación, porque tengo que resolver el problema con algunos que son grandes generadores, y tengo que tener medidas disuasivas y medidas que hagan que los demás sean parte de la solución.
EC - ¿Es un problema de comunicación, dice usted?
AO - Creo que para lograr la complicidad de la ciudadanía, de la mayoría que quiere ver su ciudad limpia, lo hubo. Y creo que lo hemos ido superando porque hay campañas constantes, que tienen que ver también con que la ciudadanía ha visto que hay una gran inversión en la ciudad, que es dinero de todos, no es de ningún préstamo, es de los ingresos que tiene el gobierno departamental.
Es ahí que le doy valor a la encuesta, al estudio de la encuesta. Hicimos encuestas pura y exclusivamente sobre el tema limpieza, dividiéndolas en tres regiones y buscando: "¿Qué opina usted de la limpieza en su cuadra?", "¿Qué opina de la limpieza en su barrio?", "¿Qué opina del departamento?", "¿Cuál es el problema que usted ve?", "¿Quién genera ese problema?". Ahí fuimos decantando dónde teníamos que poner los centros.
Sin lugar a duda el centro y la preocupación era lo que se generaba en el entorno del contenedor. Hubo un momento en que dejó de ser un problema la recolección, en que la gente visualizaba que la Intendencia estaba presente, pero sin embargo había basura en torno al contenedor.
Eso nos llevo a generar un sistema, el llamado de zona limpia, que es como de saturación. Vamos y recogemos el entorno y recogemos el entorno y recogemos el entorno… Pero también averiguamos quién genera eso que sucede en ese entorno.
Eso va generando otras medidas. Sobre todo un trabajo dirigido a los comerciantes, porque el sistema de contenedores es para el residuo domiciliario, para nuestras casas, no es para el comercio, no es para la panadería, no es para el pequeño supermercado del barrio o para el puesto de frutas y verduras. Esos tienen que contratar otro servicio. Entonces hemos logrado avanzar.
EC - ¿Efectivamente se ha logrado que se extienda la costumbre de contratar ese otro servicio? ¿Cómo se ha vencido la resistencia debida, entre otras cosas, al costo extra que le implica ese servicio a un comerciante?
AO - Lo hemos resuelto de dos maneras. Primero, hay un proceso de notificación a las empresas, hay un trabajo con Cambadu vinculado a esto. Hemos buscado generar alianzas en todos los terrenos. Y en este sentido también ha contribuido en una de las zonas donde había mayor generación de basura en el entorno del contenedor a la espera de que pasara algún clasificador a levantarla, la zona de Ciudad Vieja y el Centro.
El otro día conversábamos con un clasificador, que era el que levantaba con dos carros con caballos en plena calle Colonia en un comercio gran generador de basura. Cuando me dijo dónde era que recogía y cómo lo habíamos perjudicado, le dije: "Lo perjudiqué yo personalmente". Porque soy socia de ese lugar, y cuando fui y vi lo que estaba pasando a las 9 de la mañana, interrumpiendo todo el tráfico de Colonia, digo "no puede ser". Nos comunicamos directamente: "Usted tiene que transformar, no tiene que venir con su carro. Y esto no es contra usted, es contra esta empresa que le daba a usted, no pagaba el servicio, y usted vivía y vive de eso que se produce. Usted puede hacer lo mismo en otras condiciones, asociarse a los grupos". Porque hay muchos clasificadores que hoy tienen su camioncito con el que levantan y se les paga lo que hay que pagarles. Es también generar una cadena virtuosa. Esto también ha ido sucediendo.
Hay una cosa que me importa mucho. Porque esta es la tercera vez que vengo en estos cuatro años y medio, discutimos mucho antes de asumir. Me fui muy mal de aquella primera entrevista sobre el tema de los clasificadores. Cuando hay cuestionamientos uno tiene que ponerse a pensar qué es lo que está pensando el otro, sobre todo cuando no encuentra mala intención.
EC - ¿Qué fue lo que pensaron después de aquella entrevista?
AO - De aquella entrevista y de muchas otras conversaciones sobre cómo abordar el tema de los clasificadores de residuos. Hoy solo el 1% de la población de Montevideo piensa que donde hay suciedad esta está generada por el clasificador de residuos. Eso es un éxito, porque los clasificadores o una buena parte de ellos se han transformado en aliados.
Hace unos días hubo una columna en un diario de la capital que decía: "Qué increíble, entre el 26 de octubre y el 30 de noviembre prácticamente no vimos clasificadores en la ciudad". "¿Les habrán pago?", se preguntaba el columnista. Al otro día yo tenía la reunión con los fabricantes de pastas y les decía: "Tendría que hacer mi propia columna contestándole. O ustedes". Porque aquí han pagado los fabricantes de pastas, las empresas de la construcción, la Cámara de Industria, todos los que se asociaron. Por eso decía que el error era no encontrar las alianzas para resolver estos temas, para abordar los distintos temas de la limpieza.
EC - ¿A qué alude con su respuesta a esa sospecha que planteaba la nota (sobre si se podría haber pagado a los calsificadores para que desaparecieran)?
AO - La respuesta es que hubo un trabajo que implicó a muchos, porque estos problemas se solucionan colectivamente con la sociedad y en la articulación público-privado. No hay varita mágica. Por lo tanto, la construcción de las cuatro plantas –estamos construyendo la quinta– de clasificado que funcionan con trabajadores formales, que por primera vez en su vida algunos de ellos van a saber hoy lo que es cobrar un aguinaldo. Son esas cosas que tienen otros componentes que van más allá de la tarea específica, es mostrar que hubo mucha gente que se asoció a esto. Cuando asumimos había 5.500 clasificadores registrados –en núcleos familiares, porque era más gente– y hoy tenemos 2.500 núcleos que clasifican, que son 3.800 clasificadores. Es una diferencia sustantiva respecto del censo de febrero, que hoy nos daría menos, porque siguen incorporándose al mundo del trabajo formal.
Hablamos mucho de la construcción, si baja o si sube. En Montevideo la construcción no está bajando, solamente de inversión en vivienda social hay 98 proyectos ejecutándose, sin contar toda la obra pública que hay en este momento, departamental y nacional, y hay una gran cantidad de clasificadores incorporados a la construcción como primer elemento. Y hay en la poda, hay en las fábricas de pastas; en las fábricas de pastas ya nos ofrecieron incorporar 20 mujeres más además de las primeras 20, de las cuales 16 permanecen en su trabajo formal. Ahí se produjo una cosa que es muy importante, que es el mutuo reconocimiento, porque a veces uno estigmatiza sin conocer la historia de vida que hay atrás.
EC - ¿Qué diría usted que falta en materia de limpieza?
AO - Todavía nos falta seguir avanzando en el sistema de trabajo.
EC - Se lo pregunto porque sigo recibiendo mensajes de oyentes que dicen "Montevideo está sucia", etcétera. "Es una vergüenza lo sucia que es Montevideo", "Jamás vi un camión hidrante limpiando las calles como en cualquier ciudad limpia del mundo". Son ejemplos de varios mensajes que tengo acá.
AO - Primero, arriba del 53% de los montevideanos opinan que su cuadra y su barrio están limpios, sin embargo no visualizan igual la ciudad. Por lo tanto aquí hay un trabajo que hacer, porque si yo veo mi entorno limpio, ¿por qué no logro que el conjunto lo vea de esta manera? Por eso digo que hay que buscar la complicidad.
En segundo lugar, el esfuerzo en este sentido aún tiene que seguir. La mayor cantidad de basura se genera los fines de semana, y yo ciudadana cuando salgo el lunes, que es lo que pauta mi semana, quiero ver todo limpio. Por lo tanto tenemos en este momento 14 servicios que salen el domingo, de los 40 y pico que salen diariamente. Tenemos que seguir transformando de manera de lograr una concentración en los fines de semana, que es cuando se produce la mayor cantidad de basura, que permita esto.
Tercero, hemos incorporado otros elementos cuando hay saturación. Tenemos contratadas unas chupadoras que ayudan al trabajo de limpieza del entorno del contenedor; es como una chipeadora de basura.
O sea que hemos estado explorando diversos mecanismos y seguimos trabajando. Porque ya los montevideanos no visualizan la recolección de residuos como un problema, el recolector pasa. Salvo lo que sucedió la semana pasada, de las 26 horas que tuvimos de paro de los recolectores, de los levantacontenedores, en general no hemos tenido ese problema a lo largo de este último año. Entonces el problema sigue siendo el entorno del contenedor. Y ahí tenemos este equipo de zona limpia, que está buscando permanentemente perfeccionar.
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EC - "Los montevideanos no queremos grandes obras. Queremos que funcione lo que debe funcionar: limpieza, calles, iluminación", dice Inés, en uno de los muchísimos mensajes que están llegando desde la audiencia.
Hablemos, justamente, de "lo que debe funcionar", de algunos de los servicios básicos.
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EC - Otra de las áreas desafiantes que tiene por delante Montevideo es la movilidad y el transporte de los habitantes de la ciudad. Ahí, su administración debió enfrentar una situación complicada: buena parte de las obras del Plan de Movilidad quedaron postergadas porque la Junta Departamental no aprobó un préstamo del BID que requería mayorías especiales. Sobre ese episodio las culpas se han repartido entre la Intendencia y la oposición.
Lo cierto es que la primera de las obras que pudo exhibir el plan mostró serios inconvenientes –me refiero al corredor Garzón– y esa fue una de las razones de la oposición para sostener que había que repensar las obras que estaban planificadas y todavía no se habían ejecutado. De hecho, usted terminó removiendo al director de la época, Gerardo Urse.
Entonces, a partir del aprendizaje, de este choque con la oposición, ¿qué va a pasar con el Plan de Movilidad y sus obras pendientes?
AO - Primero, más allá del choque o no con la oposición, creo que lo que cualquier gobernante tiene que hacer es pensar en los ciudadanos. Por lo tanto nosotros inauguramos aquel 5 de diciembre el corredor Garzón con una enorme expectativa de favorecer al transporte colectivo de pasajeros y simultáneamente no generar una enorme penalización al transporte individual.
El primer día –cosa extraña– funcionó muy bien [se ríe], yo subí a un ómnibus y la gente decía: "¡Puse tantos minutos menos!". Sin embargo a la semana ya no era esa la apreciación de los ciudadanos, y empezaron a aparecer los errores que realmente existieron.
Esto es algo que quiero dejar bien en claro, porque cada uno cuando hace algo, y lo hace pensando que está haciendo lo mejor, trata de defender eso que hizo, es absolutamente natural. Pero uno tiene la obligación de mirar adentro, y por suerte hay indicadores objetivos para mirar. Entonces, si yo antes ponía tanto tiempo para llegar al Centro y hoy pongo 20 minutos más, cuando el tiempo hoy es un valor enorme en esta sociedad en que vivimos tan rápido, tan apurados, pensemos dónde estuvieron esos errores.
A partir de ahí, tomamos la decisión de reformular la segunda etapa del Plan de Movilidad, que correspondía a analizar si esos mismos errores no se estaban repitiendo en la obra de Gral. Flores. Y efectivamente, algunos de esos errores se estaban repitiendo, y cuando inauguremos esa obra, que sigue –pueden pasar y ver que se está trabajando en forma permanente–, van a ver que hay algunas cosas vinculadas con los giros, con la ubicación de las paradas, con muchas cosas que fueron reestudiadas y cambiaron.
Segundo, dijimos: a la luz de esto, hay que hacer un nuevo estudio de lo que está propuesto para avenida Italia, que era la segunda etapa del Plan de Movilidad. Nos pusimos a discutir con el BID la reformulación de esa segunda etapa del Plan de Movilidad y llegamos a la conclusión de que había que hacer un estudio. Acordamos con el BID las obras que había que hacer, la ampliación de bulevar Artigas, la obra de Belloni, como un gran elemento mientras se hacía un estudio a fondo del corredor avenida Italia y que se extendió hasta El Pinar, no hasta el límite con Canelones, para que tuviera realmente carácter metropolitano.
Y simultáneamente con eso, la necesidad del Centro de Gestión de Movilidad, porque no es posible que no podamos tener un uso inteligente de la tecnología que hoy existe.
EC - Esa es una de las quejas más frecuentes del montevideano, tanto del que maneja un automóvil como del que va en un ómnibus: ¿por qué me tranco a cada rato?, ¿por qué no puedo avanzar?
AO - Exactamente. Más allá de que, simultáneamente, hemos incorporado una enorme cantidad de baterías de semáforos en demanda de seguridad de los vecinos de Montevideo. Ayer inauguramos el último semáforo en la rambla, eliminamos la última cebra que quedaba en la rambla y Propios.
EC - Frente a la playa del Buceo.
AO - Exactamente. Entonces, cuando teníamos reformulado con el BID lo que queríamos hacer, no obtuvimos los votos. Había obras que había que hacer de todas maneras, por eso se llevó a cabo el ensanche de bulevar Artigas, que son 9 millones de dólares; una de las dos sendas está prácticamente terminada.
En segundo lugar, llevamos adelante la licitación de las bicicletas públicas, que era un pequeño paquetito que estaba incluido en esa parte del segundo proyecto del BID, y tomamos la decisión de hacer la convocatoria al Centro de Gestión de Movilidad. Esto implicó convocar a mucha gente, a muchas empresas, conocer experiencias a nivel internacional y anunciar el proceso licitatorio para poder usar la tecnología que está arriba del transporte colectivo en tiempo real, hacer la sincronización semafórica de manera inteligente y además poner multas –la infracción más frecuente y más compleja es el cruce con roja, junto con el exceso de velocidad– a través de cámaras y no en el contacto directo del inspector con el infractor.
EC - Está claro que esa es una necesidad y está claro que cuando esté funcionando ese centro de gestión las cosas van a cambiar en el tránsito de Montevideo, va a ser más inteligente. ¿De qué plazos estamos hablando?
AO - Seguramente el Centro de Gestión de Movilidad lo inaugure el nuevo o la nueva intendente o intendenta. Va a comenzar a construirse antes de que yo me vaya en julio de la IM.
EC - ¿El corredor Garzón depende de Centro de Gestión de la Movilidad para terminar de corregirse?
AO - El corredor Garzón va a estar incluido; los semáforos de Montevideo van a estar todos incluidos, y la batería de semáforos que hay en el corredor Garzón es muy importante.
Querría referirme dos minutos a lo que dijo Inés. Porque me dejó preocupada.
EC - El mensaje de la oyente que yo leía antes de empezar este tramo.
AO - Seguramente la Intendencia tiene que ocuparse de eso, pero la Intendencia desde hace 105 años tiene un montón de competencias que no han sido revisadas y todas ellas quizás son intangibles y funcionan a la perfección. Por ejemplo el sistema de saneamiento, 135 millones de dólares invertidos en estos cinco años en saneamiento. Es una enorme obra, sí, una enorme obra que significa salud para toda la barriada de Casabó, que vaya si es importante, y un nuevo emisor subacuático y una nueva planta de tratamiento que va a servirles a La Paz, a Las Piedras, a Progreso, al área metropolitana.
El gobernante también tiene que hacer esas cosas. Como también tiene que hacer las de cultura. ¿O alguien se imagina que el teatro Solís se financia solo? ¿O que la Orquesta Filarmónica se financia sola? ¿O que la Escuela de Arte Dramático se financia sola? O que las 25 policlínicas que tienen 76.000 usuarios no las pagamos todos los montevideanos. Y hay un tema mucho más de fondo, la salubridad pública. ¿Cuántos años hace que no hay botulismo, que no hay cólera, que no hay todas esas cosas que tienen que ver con esa seguridad alimentaria de la que es responsable la IM?
EC - Mencionó al pasar saneamiento y la inauguración del saneamiento en Casabó. Cuando se hizo la inauguración el año pasado, usted señaló en el acto que en Montevideo el 93% de las viviendas tienen saneamiento. ¿Cuándo se va a llegar al 100%? ¿Se lo han propuesto? ¿Hay plazos, metas en esta materia?
AO - Sí, hay metas. El saneamiento es una política que no ha tenido declives en estos 25 años. Ha sido una política de esas que son estratégicas, que tienen continuidad, y existe un Plan Director de Saneamiento por el cual hay obras previstas para el 2024, por ejemplo. Hay a su vez en la etapa inmediata zonas chicas que van quedando, como pequeñísimos bolsones que se van incorporando. Estoy pensando ahora en la zona de Piedras Blancas, donde nos quedan pequeños grupos, al haber hecho grandes obras necesitamos hacer pequeñas para conectarlos a la red. Pero hoy está desarrollándose eso que para nosotros es muy importante, que es la nueva planta de tratamiento y el nuevo emisor subacuático que no solamente le va a servir a Montevideo.
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EC - Hemos hablado de capítulos de la gestión de la Intendencia en los que hay disconformidades, críticas. Uno en el que parece claro que hay una evaluación positiva es el que refiere al espacio público. Allí se han visto obras, varias de ellas importantes, que tuvieron mucha difusión. Por ejemplo la plaza en Casavalle del año pasado, que implica además otro tipo de acciones, como inclusión en una zona marcada por carencia, por marginalidad; la reinauguración del Mercado Agrícola el año pasado, que se complementa con una serie de proyectos para revitalizar la zona de Goes; la remodelación de la plaza de la Democracia este año, que estuvo en obra durante cinco años; la inauguración del Mercado del Cordón, en la zona de Uruguay y Arenal Grande…
AO - Donde era la vieja terminal ("El control").
EC - … donde fueron reubicados vendedores callejeros que trabajaban en lo que se llamaba hasta entonces "los techitos verdes". ...Y la lista podría continuar.
Entonces, ¿cuál de las obras que ha podido inaugurar le provoca mayor satisfacción?
AO - [Se ríe.] ¡No me haga eso, Emiliano! No me haga eso, porque todas tienen carácter distinto. Todas tienen un denominador común: ninguna es una obra improvisada, son todas parte de planes, y eso me parece muy importante.
La plaza Casavalle es parte del plan de recuperación de Casavalle. En Casavalle los vecinos y los montevideanos descubrimos que Casavalle tiene un paisaje que mirar hacia el Cerrito de la Victoria que es fantástico. Y tiene un segundo desafío que me enorgullece, que me enorgullece de los ciudadanos de Montevideo: que la gente decía "esto no va a durar, lo van a vandalizar inmediatamente", y hemos tenido que reparar muchas veces la plaza Casavalle… pero por el uso que tiene, no porque los vecinos rompan el equipamiento.
EC - ¿Efectivamente, se ha logrado controlar el problema del vandalismo?
AO - Cuando la gente se apropia de un espacio… eso es lo que permite en primera instancia controlar el vandalismo. Pero en Casavalle hicimos la plaza, la policlínica nueva que inauguramos y ahora estamos haciendo el Centro Cívico. Es un plan de recuperación de una zona donde me animo a decir que existe de las mayores deudas sociales del Uruguay, no de Montevideo.
El Mercado Agrícola de Montevideo es parte del Plan de Revitalización de Goes. Allí estuvo la recuperación de la plaza de la estación Goes, la creación de un centro cultural, la recuperación de la biblioteca y el impulso a lo privado a través de las cooperativas que están en el entorno y de altos del Libertador, que está siendo un éxito. El Mercado Agrícola fue como el ancla –como dicen los supermercadistas– de la recuperación general. Es un espacio que tiene un impacto que sobrepasa la zona de Goes, ha tenido impacto en Montevideo y además se transformó en un punto de atracción turística.
Al Mercado Agrícola lo ubico entre las recuperaciones patrimoniales. Recuperación patrimonial de este mercado, recuperación patrimonial de la Casa de Andalucía. Mañana a la 11 de la mañana le vamos a entregar la llave de donde funciona hoy el Casino Parque Hotel al Mercosur, y el 30, cumpliendo 105 años de que inauguró el Casino Parque Hotel, lo vamos a instalar en el viejo Hotel de Retiro, más conocido últimamente como la Casa de Andalucía. Recuperación patrimonial. Ahora recuperación patrimonial del castillito del parque Rodó.
Otra recuperación patrimonial en la articulación público-privado de la que no puedo dejar de sentirme feliz es el Hotel Casino Carrasco, que es otra postal de Montevideo, después de 20 años cerrado. Cuando uno entra a Montevideo y ve eso resplandeciente. O cuando uno está sentado en un aeropuerto y ve en las páginas de las agencias que el Hotel Carrasco ocupa dos páginas y que se compara a Montevideo con Montecarlo, por esa entrada, por lo que significa esa rambla, esa costa. Uno tiene otra imagen de Montevideo. Y eso hace que Montevideo sea hoy el primer destino turístico.
El espacio público es nuestra rambla, que es quizás el primer espacio turístico donde estamos invirtiendo todo el tiempo, aunque sea invisible. Aunque la obra que hicimos a principio del período en la escollera Sarandí para que no se cayera ya es parte del paisaje y nadie se dio cuenta de que había una caverna de 1,50 metros para abajo. O la que hicimos en la rambla y Paraguay. Y los 115 equipamientos en todo Montevideo. Cuando inauguramos la plaza Casavalle la gente decía: "¡Tenemos los mismos equipos que tiene la rambla!".
EC - Usted se refiere a los aparatos para hacer ejercicio al aire libre.
AO - Es que no solo hay en la rambla y en la plaza Casavalle, hay en todos los puntos del departamento. Hay en Santiago Vázquez, hay en el monte de la Francesa, donde además hay todo un proceso de recuperación con el Presupuesto Participativo en ese lugar tan estigmatizado como el monte de la Francesa…
EC - ...En Villa Colón...
AO - Exactamente. O hay en el parque Rivera o en la plaza de Punta de Rieles. Los hay en todo Montevideo, y eso permite que la gente disfrute de otra manera del espacio público.
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EC - ¿Por qué no se presenta a la reelección?
AO - Es una decisión que tomé hace un año y medio. Hace un año y medio la campaña en Montevideo arreciaba. Creo que no dejó de haber campaña por Montevideo en ningún momento, asumí y ya estaba la campaña instalada. Esa es mi apreciación personal.
Pero hace un año y medio empezó con mucha más fuerza. Yo tenía dos opciones: o me dedicaba a contestar o me dedicaba a cumplir con los montevideanos lo que tenía que hacer. Uno no puede hacer las dos cosas al mismo tiempo. Si uno está demasiado preocupado por los costos políticos que se pagan frente a cada acción que se realiza, no está con la cabeza concentrada en la gestión. Y gobernar es elegir.
Sabíamos que había dos o tres temas en los cuales las presiones iban a ser importantes, porque siempre hay algún perjudicado por alguna medida que uno toma. Entonces hace un año y medio dije: tengo que llegar hasta julio para poder cumplir con los ciudadanos de Montevideo, para poder abordar la mayor cantidad de los compromisos –que considero que estamos en un 90% de cumplimiento–.
EC - Pero ¿pudo haber intentado la reelección? ¿Había ambiente en el FA como para que usted intentara la reelección?
AO - Hubo sectores que lo plantearon.
EC - Se lo preguntaba porque, en su momento, su designación fue algo muy traumático, dejó muchas heridas dentro del FA. ¿Eso pesa también en esta decisión que termina tomando ahora?
AO - No. Porque respecto a eso tengo una enorme tranquilidad: yo a esta altura del año hace cinco años iba a ser la ministra de Desarrollo Social y había armado el equipo. Más allá de que la Intendencia estaba en la vereda de enfrente y muy cerca, no estaba en mi cabeza. Hubo todo un proceso que enfrentó a dos candidatos y a los distintos sectores políticos –que no incluía el sector al que pertenezco, además–, y allí hubo una propuesta de esos sectores que estaban en contra de una de las candidaturas de ver si cabía la posibilidad de una tercera propuesta. Y en general mayoritariamente, para salir de ese callejón sin salida en que se estaba, se abordó la posibilidad de una tercera.
Mi candidatura fue muy traumática. Pero el Plenario Departamental del Frente la votó con tres abstenciones, todos los sectores políticos aceptaron que en ese momento había un callejón sin salida y que tenía que haber una tercera opción. Por lo tanto, tengo una tranquilidad enorme de espíritu en este sentido. Al principio me molestaba, lo confieso, pero ahora no me molesta. Conversé mucho con el presidente Mujica dos días antes de tomar la decisión de aceptar, para ver si realmente no existía la posibilidad de un acuerdo frente a las dos candidaturas que estaban en juego en ese momento, y le puedo asegurar que no existía esa posibilidad.
Y a mí me atraía algo que no era el poder mezquino, sino que era el gran desafío de llevar adelante la construcción de los ocho municipios de Montevideo –de los que no hemos hablado ahora–, que eran el sueño del pibe para mí que estuve en el proceso de descentralización desde los inicios. Tener gobiernos locales electivos que manejaran sus propios recursos y que fueron parte de esta política de espacios públicos de la que estábamos hablando recién.
Entonces, cuando tomé la decisión hace un año y medio, me dejó una tranquilidad enorme de espíritu decir: "Voy a trabajar sin mirar el debate político sobre quién va a ser candidato, sobre cómo va a ser la candidatura". Y eso es lo que me permite hoy todavía tener proyectos, porque sé que en marzo voy a hacer tal cosa, en mayo voy a hacer tal otra. Y en julio, cuando entregue a quien sea elegido o elegida, voy a poder decir: "Cumplimos hasta acá, y a usted le toca esta otra etapa".
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Transcripción: María Lila Ltaif
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