PROTESTA EN EMBAJADA

La "espera" de los refugiados

Sentado sobre el césped de las afueras de embajada de Estados Unidos, uno de los exreclusos de Guantánamo aprende la palabra "lluvia", esperando que el fenómeno no se concrete mientras están acampando. Un ciudadano estadounidense, radicado hace dos años en Uruguay, gestualiza con sus manos la caída de las gotas, mientras ambos repiten la palabra con entusiasmo. Es el quinto día de protestas y los cuatro refugiados aún esperan por una respuesta.

Todo comenzó el pasado viernes cuando el grupo se acercó a la embajada estadounidense para reclamar por las condiciones en las que se encuentran. Piden ser indemnizados, obtener una vivienda y mayores facilidades para reunirse con sus familias.

Mientras esperan han instalado tres carpas y los vecinos les acercan frazadas y comida.

Este mediodía, mientras repasaban las palabras "desayuno", "almuerzo" y "cena", un camión se detuvo unos instantes sobre la rambla. Un joven se acercó con una heladerita y les entregó algo que rápidamente se apresuraron a dejar dentro de una de las carpas.

Una vecina les ofreció agua y ellos amablemente le respondieron que ya tenían. "No estoy muy de acuerdo con la protesta", se apresuró a comentar la mujer, "pero son seres humanos y me da lástima".

Otra vecina mencionó que su hijo tampoco tiene trabajo y sin embargo, "no le da por acampar frente a una embajada".

Una camioneta y un auto de la Guardia Metropolitana circulan desde este martes por las inmediaciones y ellos los reconocen al instante. Conversan con quienes se les acercan en una mezcla de inglés, español y árabe.

Ahora, es el abogado que lo asesora el encargado de dar las declaraciones.

Mientras tanto, los cuatro se turnan para ir al baño, organizar los víveres y esperar junto a las carpas. "Si llueve", les recomienda el estadounidense, "ajusten las estacas".