Mario Bergara, se mostró satisfecho tras las conversaciones con el FMI. Resta definir "detalles" pero "somos muy optimistas", afirmó

Bergara: "Hacer las cosas bien es de izquierda"

El subsecretario de Economía, Mario Bergara, se mostró satisfecho tras las conversaciones con el FMI. Resta definir "detalles" pero "somos muy optimistas", afirmó. Dijo que el Plan de Emergencia fue una condición del gobierno, bien recibida por el FMI. "Costó más explicarlo dentro de Uruguay que a los organismos internacionales", dijo. En otro orden, reiteró la posición contraria a una solución legal al endeudamiento.

(Emitido a las 9.08)

EMILIANO COTELO:
"El objetivo de largo plazo es que Uruguay deje de depender de la asistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI)", dijo el ministro de Economía, Danilo Astori.

(Audio)

"DANILO ASTORI:
¿Qué quiere decir eso? Quiere decir: empezar a caminar sin las muletas del FMI."

(Fin.)

EC - Sin embargo, lo concreto por ahora es que nuestro país avanza hacia un nuevo acuerdo stand by a tres años con ese organismo. Concretamente, ayer se cerró el primer capítulo de la negociación del gobierno con los representantes del Fondo en Montevideo. Y las dos partes están conformes con la marcha del proceso, que está previsto culmine en Washington entre el 14 y el 17 de este mes de abril.

Para profundizar en el punto en que quedaron estas negociaciones y cuáles son los aspectos que resta definir, el diálogo será con el ministro interino de Economía y Finanzas, doctor Mario Bergara.

***

EC - Digo ministro interino porque Astori viajó con Cancela ayer rumbo a Japón.

MARIO BERGARA:
Así es, salieron ayer y llegan mañana; un viaje bastante largo.

EC - Esta primera etapa de las negociaciones llevó aproximadamente unos 10 días de reuniones entre las autoridades de nuestro país y los representantes del Fondo. Ayer Astori destacaba ese plazo y los resultados que se han obtenido, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un gobierno que recién asumió y que se está procurando un acuerdo a tres años de plazo.

MB - Así es, fueron siete días hábiles de trabajo con la misión del Fondo, con un avance muy rápido, muy adecuado. Estamos convencidos de que las reuniones previas que habíamos tenido con el FMI en los meses de diciembre, enero y febrero, que fueron de conocimiento público, ayudaron a un conocimiento mutuo, no solamente de la misión del Fondo y el equipo económico, sino también de otras autoridades del Fondo que estuvieron y del conjunto del gobierno; recordemos que en las reuniones de enero participó todo el gabinete ministerial.

O sea que entendemos que ese proceso fue saludable, ayudó a que las negociaciones formales que se iniciaron el lunes de la semana pasada hayan podido avanzar a este ritmo, con este grado hasta de confianza, y efectivamente estamos hablando de un tiempo récord en lo que es la experiencia internacional de un acuerdo con un nuevo gobierno en el plazo más largo que el FMI acuerda, que es tres años. Eso debe tomarse también como una señal de confianza...

EC - ¿A ver? ¿Qué hay que ver allí?

MB - ...en la medida que apuntar a un programa de largo plazo con los estándares del Fondo implica que vamos a estar cómodos con lo que van a ser ese programa y ese acuerdo.

EC - ¿Ustedes pudieron haber elegido otra duración?

MB - Por supuesto, en las negociaciones las posibilidades estaban abiertas para hacer un programa de uno, dos o tres años, o incluso uno de dieciocho meses. Entendíamos que era una señal importante del Fondo tener un programa de tres años –reitero: es el plazo más largo que el FMI acuerda– y el FMI estaba afín también a manifestar ese apoyo.

EC - Astori habló ayer –lo escuchábamos en su propia voz– del objetivo de "empezar a caminar sin las muletas del FMI". Estaba usando textualmente una expresión que acuñó hace pocos días el presidente de Brasil, Lula, cuando anunció que Brasil resolvía no renovar sus acuerdos con el Fondo. Obviamente no fue casualidad que Astori eligiera esos términos.

MB - Exacto. Tenemos que tener claro cuál es la situación de partida. La situación de partida es que durante la crisis del año 2002 el país recibió una asistencia muy grande del FMI, a punto tal que ubica al programa del Fondo con Uruguay con relación al Producto Bruto Interno (PBI) de los países como el programa más grande a nivel internacional. Por lo tanto el punto de partida de Uruguay en ese sentido es de una exposición muy alta en materia de obligaciones con el Fondo en materia financiera obviamente, y por lo tanto nos va a llevar un tiempo volver al cauce de relaciones financieras más tradicionales o más normales. El objetivo de este programa es justamente conducirnos hacia ese cauce que permita que uno no esté obsesionado con un acuerdo con el Fondo en la medida en que no necesite ese tipo de acuerdos.

EC - ¿Cuándo podría lograrse la prescindencia de las muletas del FMI?

MB - Eso va a depender un poco del ritmo al cual podamos ir amortizando la deuda con el Fondo, lo que va a tener que ver con el último toque de la negociación que se va a dar en Washington, que tiene que ver con los desembolsos previstos por el Fondo en estos tres años. Entendemos que de hecho eso es lo que va a determinar el nuevo perfil de vencimientos de deuda con el Fondo.

EC - ¿Pero es pensable que esa situación se dé cuando venza este acuerdo, por ejemplo?

MB - Entendemos que cuando venza este acuerdo vamos a tener un endeudamiento con el Fondo sensiblemente menor y ahí vamos a estar en condiciones de evaluar si es necesario un acuerdo más o si ya podemos negociar con el FMI una continuidad que nos permita evitar el acuerdo.

EC - Se lo pregunto porque Brasil logró eso, no tener que recurrir a un acuerdo con el Fondo, en un período un poco mayor que tres años, de cuatro o cinco años. Y Brasil tenía con el FMI una exposición mucho menor en términos comparativos; lo comentábamos más temprano con la gente de Tea, Deloitte & Touche. ¿Entonces? ¿No suena demasiado utópico esto?

MB - Es marcar un rumbo. Si en tres años podemos avanzar en ese rumbo, vamos a estar en mejores condiciones. No está garantizado que en tres años esto se resuelva; es probable que haya que reevaluar, pero es marcar un rumbo, marcar un objetivo y creo que es importante porque determina cómo va a ser el manejo financiero, cuál va a ser la responsabilidad del manejo de las cuentas públicas, y por lo tanto no es menor de todas maneras marcar ese objetivo, esa línea de trabajo.

EC - Recuerdo que antes de que asumiera el gobierno se habló más de una vez desde el entonces futuro equipo económico de la idea de dar un shock de confianza en los primeros tiempos de la gestión. Anunciar este objetivo que estamos comentando –el de llegar a prescindir de los acuerdos con el Fondo–, ¿forma parte de ese paquete, de ese shock de confianza?

MB - Entendemos que sí. El que había acuñado esa expresión fue Anoop Sing, el encargado del Hemisferio Occidental del Fondo, cuando estuvo en enero; el número tres del Fondo, que era Agustin Carstens, lo llamaba en términos de "un campanazo de confianza". La idea es que los mercados están esperando algo de Uruguay y un shock de confianza implicaría ir más allá de lo que esperan.

El término de lo que los mercados esperan está esencialmente en la conducta fiscal, que nosotros hemos insistido en hacer compatible con la atención a la emergencia social. El acuerdo en materia de metas cuantitativas en el área fiscal incluye ineludiblemente la realización del Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (Panes). Debo decir que costó bastante más explicarlo dentro de Uruguay que a los organismos internacionales, ni con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ni con el Banco Mundial (BM), ni con el FMI tuvimos ningún problema en avanzar con esta línea de trabajo.

EC - ¿A quiénes costó convencer dentro de Uruguay?

MB - Básicamente las discusiones previas a las elecciones involucraban la incapacidad de financiar el programa, discusiones acerca de la viabilidad y la oportunidad del programa, incluso no pudimos avanzar en una colocación de deuda a nivel internacional en los meses del verano porque había gente que entendía que no íbamos a ser capaces de explicar el programa de emergencia social a los mercados.

EC - ¿Por eso no pudo hacerse la colocación de deuda en febrero, cuando el riesgo país estaba tan bajo y parece que valía la pena?

MB - Entiendo que fue uno de los factores.

EC - O sea que el gobierno saliente, que era quien tenía que tomar la decisión, entendió que no iba a haber ambiente para aceptar una emisión porque se venía este tipo de planes del gobierno que iba a venir.

MB - Nosotros manifestamos nuestra intención de acompañar al gobierno saliente de manera firme en una colocación de títulos a nivel internacional y se nos manifestó que en parte la evaluación de por qué eso debía postergarse, o se entendía conveniente postergarlo, se debía a que el nuevo gobierno no iba a estar en condiciones de explicar razonablemente un programa financiero que incluyera los gastos del Panes.

EC - Usted remarca que en los organismos internacionales no hubo dificultad para aceptar esa necesidad.

MB - En absoluto. No solamente no hubo dificultad, sino que el BID y el BM incluyen dentro de los programas que estamos gestionando con ellos por estos cinco años, programas que son absolutamente consistentes con el desarrollo del Panes.

EC - Yo lo interrumpí un par de veces cuando usted estaba hablando del tema del shock de confianza.

MB - El programa con el Fondo incluye esencialmente tres bloques, uno que hace a un diagnóstico que entendemos muy similar con respecto al entorno macroeconómico, a las posibilidades y las restricciones que tiene el manejo fiscal en cuanto a las perspectivas de crecimiento en estos tres años, en cuanto a los niveles de inflación, balanza de pagos, etcétera. O sea que en ese sentido tenemos una coincidencia grande en cómo vemos que están evolucionando las principales variables económicas.

Un segundo bloque tiene que ver con metas cuantitativas en las dos áreas en las que el Fondo centra su atención, el área monetaria y el área fiscal. En ese sentido ha sido público que el objetivo de inflación que el Comité de Política Monetaria del Banco Central (BCU) definió va a estar en el entorno del 5 al 7 por ciento...

EC - Ese es el dato más nuevo, de hace muy pocos días.

MB - Exacto; las cuentas fiscales van a caracterizarse por una reducción global del déficit en un marco en el que el superávit primario andaría en el entorno del 3,5 por ciento.

Estos son esencialmente cifras y programas financieros elaborados por el gobierno. Ya en el mes de enero, cuando presentamos una primera aproximación del marco macroeconómico al FMI, manejábamos estas cifras de 3,5 por ciento de superávit primario, incluyendo el Panes, o sea que eso absorbe el costo fiscal del Panes.

Y un tercer pilar que tiene el acuerdo con el Fondo –marco macroeconómico en primer lugar, metas cuantitativas en segundo lugar– son las reformas de carácter más estructural. Tienen que ver con las reformas que el gobierno planteó, es decir consolidar la reforma en la administración tributaria, esto es reforma de la DGI y mayor coordinación con los otros organismos de recaudación, reforma tributaria que apunta a simplificar el esquema tributario, a revisar todo el esquema de exoneraciones y exenciones y a introducir gradualmente el impuesto a la renta de las personas físicas, afinamiento en todo el esquema de sistema previsional, en particular apuntando a resolver la situación de las cajas paraestatales, en primer lugar la Caja Policial y en una segunda etapa las cajas Militar y Bancaria. También reformas en el sistema financiero, en particular fortalecer el gobierno corporativo en los bancos públicos, revisar la institucionalidad con respecto al BCU, la regulación financiera y el esquema de resolución de bancos insolventes, y avanzar en el proceso de venta del Nuevo Banco Comercial.

EC - Ese es un gran resumen de la estructura del acuerdo con el FMI que se está gestando.

MB - Exacto, y como verán, tanto desde el punto de vista cuantitativo, como desde el punto de vista de las reformas cualitativas que están planteadas, son las reformas que el gobierno ha propuesto. Es esencialmente un programa propuesto por el gobierno que el FMI ve con buenos ojos y con optimismo esperamos que brinde su apoyo.

EC - Es un punto sobre el cual quería charlar con usted. Usted recién hacía mucho énfasis al decir "son reformas propuestas por el gobierno". Para plantearlo en los términos más directos –porque este asunto se está discutiendo en estos días–, ¿dónde se nota, en esta negociación con el FMI, que éste es un gobierno de izquierda? ¿Qué diferencias hay entre esta negociación, entre la forma de esta negociación o entre los temas que se están negociando, y las negociaciones de gobiernos anteriores, colorados o blancos? Se lo preguntan muchos frenteamplistas, sobre todo.

MB - Claro y es totalmente legítimo. Los países no nacen ni mueren con las nuevas administraciones, los países tienen una continuidad y por lo tanto es razonable que se vean continuidades en muchos aspectos...

EC - Y continuidad a veces es calificado como continuismo.

MB - Acá va a haber un manejo adecuado de una dialéctica entre continuidad y ruptura, que hay que saber administrar. ¿En qué cosas uno puede enfatizar en este esquema de negociación que estamos con un gobierno distinto? En primer lugar el Panes; reitero lo que decía hace un rato: los organismos internacionales entendieron de manera inmediata que era un punto no negociable por parte del nuevo gobierno y si se quiere desde el punto de vista financiero lo único que garantizamos es que los fondos para el Panes van a estar.

EC - ¿Qué más?

MB - En segundo lugar, hay cosas que hace muchos años que se venían hablando pero no se enfrentaban de manera más radical, por ejemplo lo que tiene que ver con reformas estructurales en materia de sistema financiero, la revisión de la institucionalidad que hace al BCU, la regulación financiera, todo el esquema institucional que hace al control de los bancos que tanto dio que hablar en el marco de la crisis de 2002.

EC - ¿Y eso es de izquierda?

MB - Hacer las cosas bien es de izquierda. En tercer lugar la reforma tributaria, somos conscientes de que uno no puede hacer un cambio drástico de un día para el otro cuando está en juego la recaudación fiscal, pero la introducción gradual del impuesto a la renta, la revisión de las exenciones que hoy por hoy existen, muchas de las cuales seguramente ya no tienen justificación; y hacer las cosas bien también en materia de simplificar el esquema tributario apunta en el sentido de fomentar la equidad con la lógica de ligar la recaudación a la capacidad contributiva de los ciudadanos. Es decir, apuntamos a que con esa simplificación, con esa mayor eficiencia también se incorpore un elemento de equidad que viene por el lado de la introducción gradual del impuesto a la renta de las personas físicas.

En lo que tiene que ver con un enfoque de izquierda, por supuesto que la base tiene que ser un manejo responsable de las cuentas públicas y de los aspectos monetarios e ir introduciendo gradualmente reformas en el área fiscal, en el área tributaria, en el área de la institucionalidad financiera y en la atención preferente a los temas sociales, que son básicamente los que tratamos con el Fondo. El Fondo obviamente no tiene un bloque de temas sociales, estas cosas se profundizan más con el BM y el BID, pero ha sido muy claro que ese era un tema innegociable.

***

EC - Me gustaría entrar ahora en algunos números, porque con respecto al capítulo fiscal estuvimos varios meses de tironeos los periodistas con los que se sabía integrarían el equipo económico buscando estos datos y no había manera, no salían.

MB - Tuvimos que discutir más con los periodistas que con el FMI al respecto.

EC - Finalmente ahora están y ayer el ministro Astori confirmó que el gobierno está planteando un superávit fiscal primario –o sea el resultado fiscal antes del pago de intereses de la deuda– del 3,5 por ciento del PBI. Es, si se quiere, el mínimo que se podía esperar en función de los antecedentes, del contexto. El último dato disponible es un superávit del 4,2 por ciento del PBI en los 12 meses cerrados a enero, y la economía seguramente va a seguir en crecimiento. (Astori anunció ayer que el PBI aumentará este año por lo menos 6%). Entonces, ¿3,5 por ciento del PBI como superávit fiscal primario no es una meta baja?

MB - Es una meta que incorpora los objetivos del gobierno y garantiza la sustentabilidad de las cuentas públicas y la deuda en el largo plazo. Así lo entendió el gobierno y así también lo entendió el FMI.

EC - Pero el FMI quiere más, quedó claro ayer en la conferencia de prensa que el FMI reclama un superávit fiscal primario mayor.

MB - Todos siempre queremos más. Ese era el enfoque inicial, efectivamente; nosotros tratamos de ser muy francos y realistas con el FMI en cuanto a las capacidades, sobre todo en los dos primeros años, en donde tenemos planteado, como decía hace un rato, de manera innegociable, desarrollar el Panes. Hay varios factores que ayudan, si se quiere, a que sean compatibles estos aspectos que tienen que ver con cómo evolucionan algunas variables generales. Este marco de menor superávit primario también se condice con una reducción del déficit global en las cuentas públicas, es decir hay ciertos factores que hacen que la carga de intereses de este año sea menor a la del año anterior, y por lo tanto con un superávit primario un poco menor estamos en condiciones de hacer frente razonablemente a las obligaciones de intereses.

EC - Pero esto todavía no está laudado con el FMI. Da la sensación de que esto todavía está para terminar de conversarse en Washington.

MB - El acuerdo va a terminar de afinarse en Washington entre los días 14 y 17 de abril y la intención es que la misión y las jerarquías del Fondo eleven al directorio en los días subsiguientes el posible acuerdo con Uruguay. Efectivamente hay detalles, pero vamos camino, estamos muy satisfechos y somos muy optimistas en cuanto a que estamos en el buen camino.

EC - Estamos hablando de un acuerdo a tres años, y dice hoy El Observador que tiene información de que para el año 2007 ustedes están proponiendo un 4 por ciento del PBI como superávit fiscal primario. ¿Es correcto?

MB - La idea es converger hacia el 4, pero en los dos primeros años fuimos muy enfáticos en la necesidad de financiar el Panes, a la vez que se van haciendo las reformas estructurales. Entonces hacia 2007, cuando ya el costo fiscal del Panes se mitigue –además esperemos y deseamos que ese costo fiscal tenga un correlato en beneficios sociales que nos permitan estar en mejores condiciones en el futuro para el crecimiento–, apuntamos a un superávit del 4 por ciento.

EC - ¿Y para el año 2005 puede estar implícita la intención de en los hechos lograr un superávit mayor al 3,5 por ciento, o sea pactar 3,5 y terminar consiguiendo más, como hizo el gobierno de Lula en sus primeros años de administración?

MB - No, se ha trabajado con números muy realistas, no estamos escondiéndole al FMI posibilidades que realmente no tenemos. 2005 es un año muy especial también, es el año en que se negocia el presupuesto nacional, que debe plasmar esta política de mediano y largo plazo. Yo diría que no, no hay mayor holgura en el año 2005 como para esperar una cosa muy diferente.

EC - En este contexto de las cuentas fiscales, después del consejo de ministros de la semana pasada el Poder Ejecutivo aprobó dos decretos mediante los cuales se topean los gastos y las inversiones de los diferentes ministerios. ¿Hay que leer esos decretos como una señal hacia el FMI en medio de las negociaciones?

MB - No, hay que leerlos como una política y una actitud prudentes en el manejo de las cuentas públicas. No hay que olvidar que el presupuesto que está vigente hoy en los hechos fue aprobado en febrero de 2001, antes de la crisis, antes del cambio estructural que sufrió la economía uruguaya, por lo tanto el Poder Ejecutivo ya se había venido manejando con topes de gasto por debajo de los créditos presupuestales. Esto no es más que continuar con esa lógica de que el presupuesto que se pensó en 2001 es irrealizable porque la situación del país cambió; por ese motivo el Ejecutivo adecua los topes de ejecución de gasto de los distintos ministerios a la luz de una situación realista y por lo tanto esto sólo debe leerse como parte de una política prudente.

EC - ¿Pero en los hechos qué significan esos dos decretos? Son difíciles de entender y –usted lo admitirᖠel texto de los decretos fue lo único que se conoció; para saber cuánto implicaba de reducción con respecto al año pasado había que tener los números del año pasado, hacer las cuentas, descontar la inflación, ministerio por ministerio era distinto el tratamiento...

MB - Sí, algunos ministerios van a ser más difíciles de comparar, por ejemplo del Ministerio de Turismo, que incluía Deportes y Juventud, ahora una parte va a tener que usarse para el Ministerio de Desarrollo Social, tal como lo indica la ley de creación, es decir las comparaciones no van a ser siempre felices.

EC - Para verlo globalmente, el presidente habló de este titular: una reducción de 10 por ciento en los gastos y las inversiones. ¿Es un 10 por ciento real, un 10 por ciento nominal?

MB - La cifra es variable en los diversos ministerios. El espíritu es que en el primer año de gobierno de alguna manera se reitere el presupuesto del año previo, y lo que se tomó como referencia fue la ejecución de gastos de los ministerios del año 2004, que estaba unos cuantos puntos porcentuales por debajo de lo que era el crédito presupuestal por la explicación que daba hace un rato: los créditos presupuestales que se pensaron en 2001 y la situación en 2004 y 2005 es bastante diferente.

EC - Entonces en comparación con lo que se ejecutó el año pasado...

MB - Vamos a estar en niveles muy similares.

EC - Niveles similares en términos reales.

MB - Sí.

EC - O sea lo ejecutado el año pasado más la inflación, eso es lo que se va a estar gastando este año.

MB - Grosso modo. La idea es que este es un año muy excepcional, por esas características, pero obviamente tenemos una perspectiva en el rediseño del presupuesto que hará que ya no dependamos de manera inercial de lo que se venía ejecutando, sino que conformaremos la estructura de gastos con una nueva mentalidad para los próximos cinco años.

EC - Apenas unos días antes del comienzo de estas negociaciones con el FMI el gobierno anunció, confirmó, que tiene previsto salir al mercado de capitales con esa emisión por un máximo de 500 millones de dólares en bonos globales que se había intentado hacer antes del 1 de marzo pero que el gobierno anterior decidió no llevar adelante. ¿Por qué ese anuncio? ¿El FMI tiene algún interés especial en que Uruguay salga al mercado en busca de financiamiento adicional?

MB - No, aquí el FMI no tiene absolutamente nada que ver, es un tema de cómo el gobierno debe manejar el financiamiento.

EC - Al FMI podía interesarle que Uruguay redujera su exposición con ese organismo o con los organismos multilaterales.

MB - Esto es como en el hogar, la plata es fungible, uno no cobra el sueldo a fin de mes en sobrecitos separados para el alquiler, para la comida; el manejo de las finanzas públicas también es fungible. Uruguay tiene una perspectiva de reducir su endeudamiento con el Fondo, no así con el BID y el BM, tiene otros gastos de funcionamiento del Estado, tiene otras obligaciones –las jubilaciones, los salarios, inversiones, gastos de funcionamiento, deudas con proveedores que vamos a tratar de poner al día lo más rápido posible– y por lo tanto para eso necesita financiarse.

Como los ingresos genuinos, que son los impuestos, son insuficientes, uno debe recurrir a deuda. En este caso las deudas vienen de los organismos multilaterales, pero por suerte reabrimos la posibilidad de acudir a los mercados internacionales. El decreto aprobado indica que de aquí a fin de año las necesidades se estiman en unos 500 millones y por lo tanto Uruguay podría salir a los mercados por hasta unos 500 millones de dólares; no quiere decir que se haga en una sola operación, eso va a depender de las condiciones de los mercados al respecto. Es verdad que estamos evaluando y analizando las condiciones de mercado para encontrar el mejor momento para emisión de deuda por parte de Uruguay.

EC - ¿Pero por qué el anuncio se hizo en esa fecha?

MB - No fue un anuncio, es una formalidad requerida que el Poder Ejecutivo autorice la emisión, y se hizo lo antes posible en la medida en que debemos tener las puertas abiertas para que cuando surja la mejor oportunidad estar en condiciones de efectivamente ir al mercado.

EC - Eso ocurrió justo antes de que empezaran las negociaciones aquí en Montevideo con la delegación del Fondo. Y termino preguntándole por algo que ocurrió justo cuando las negociaciones con el FMI terminaban...

MB - Días intensos, ¿verdad?

EC - ...me refiero al proyecto de ley que presentó el senador Jorge Saravia, del Espacio 609, con el apoyo de toda la bancada de la 609 en el Senado, para suspender las ejecuciones de deudores en dólares tanto familiares como de micro y pequeñas empresas, y paralelamente en un segundo proyecto las ejecuciones de deudores agropecuarios. En los dos proyectos se incluyen mecanismos de refinanciación para esas deudas. Mi pregunta es: ¿cómo incidió esa iniciativa, cómo cayó cuando estaban terminando las tratativas con el Fondo?

MB - En materia de endeudamiento interno ya había sido anunciado y ya se estaba trabajando por la vía de un grupo de trabajo en el ámbito del MEF, donde además de representantes del ministerio había representantes del Banco de la República (BROU), del fideicomiso que maneja las carteras pesadas del banco. Se ha estado en intensas reuniones en la última semana con representantes de los bancos públicos, de los fideicomisos, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y estaba planteado en estos días continuar ese diálogo con representantes de la banca privada y de los deudores.

EC - Implícitamente usted está respondiendo a lo que señalaban tanto Jorge Saravia ayer como incluso Mujica hace unos minutos, que se notaba una cierta pasividad por parte del MEF en el manejo de este problema.

MB - Quizás haya sido esencialmente un tema de comunicación, en el marco de las negociaciones con el Fondo y el tema de la emisión y demás quizás este tema haya quedado opacado desde el punto de vista comunicacional, pero no ha habido pasividad en absoluto. A través de ese grupo de trabajo estamos recopilando información con respecto al tema del endeudamiento, al tema de las ejecuciones; también hemos estado en diálogo y contacto permanentes con legisladores...

EC - También allí está respondiendo a Mujica...

MB - No, estoy describiendo el trabajo que el grupo encargado del tema endeudamiento interno ha estado desarrollando en estos días. Como decía Mujica, estamos aprendiendo a gobernar, estamos tratando de limar todas las desconexiones e inconexiones que se vayan sucediendo. Reitero, también hay un tema comunicacional y un tema de que a veces nos cuesta estar trasmitiendo a todos multilateralmente qué es lo que estamos haciendo.

EC - Entonces, ¿cómo se va a encauzar el manejo de este problema? Porque desde hoy ya tenemos un campamento montado frente al Palacio Legislativo por algunas de las gremiales agropecuarias reclamando suspensión de ejecuciones por la vía de la ley, etcétera. El proyecto de Saravia todavía no se presentó formalmente en las cámaras, pero hay un proyecto de Alianza Nacional –hablamos con su autor más temprano– y se insiste desde distintos ámbitos en que hay que hacer algo urgente. ¿Entonces?

MB - Así es. La lógica de trabajo de esta comisión que está en el ámbito del MEF está en sintonía absoluta con lo planteado por el presidente de la República y el ministro de Economía, en la medida en que no vemos con buenos ojos las soluciones generalizadas y tratar de la misma manera a deudores que no son iguales...

EC - O sea: ¿usted está señalando enfáticamente que ley no va a haber?

MB – No. Estoy señalando que eso no se ve con buenos ojos desde el gobierno en la medida en que si implica un tratamiento a tabla rasa de deudores que no son homogéneos, no estaríamos respetando el anuncio de que esto debe tratarse caso por caso. El anuncio y la postura con respecto a eso nos parecen la postura adecuada, deben tratarse de manera diferencial el deudor que siempre fue un buen pagador y que por razones de la crisis tuvo dificultades y aquel deudor que hace 15 años que no paga y viene haciendo una calesita con deudas que no son tan micro ni pequeñas, porque estamos hablando de montos que llegan hasta los 500.000 dólares, o créditos sociales que llegan hasta 150.000 dólares; no son microcréditos.

EC - ¿Entonces? ¿Qué tipo de instrumentos?

MB - Promover necesariamente la voluntad negociadora, tanto de aquellos que quieren pagar como de los que quieren cobrar. La idea es generar soluciones creativas, mecanismos que permitan –cosas que ya se están haciendo, tanto a nivel de los bancos oficiales como de los privados como de los fideicomisos– que aquellos que vayan con una propuesta razonable de pago sean atendidos.

EC - Pero antes de que haya tiempo para entablar esas negociaciones y esas conversaciones –dicen distintos sectores parlamentarios y estas gremiales agropecuarias que se están movilizando y las de deudores– hay que suspender las ejecuciones para que después pueda darse ese tipo de conversaciones.

MB - Eso es algo que se va a dirimir en el ámbito parlamentario.

EC - ¿Pero cabe la posibilidad, como se hizo en el gobierno anterior, de intentar un acuerdo administrativo con los bancos, con los distintos acreedores?

MB - El trabajo de esta comisión en alguna medida tiene que ver con eso, una vez que haya pautas claras –esas pautas deben ser definidas y comunicadas rápidamente porque entendemos la urgencia de muchas situaciones– y esté manifiesta y se promueva esta voluntad negociadora tanto de los acreedores como de los deudores, efectivamente va a haber una conducta compatible con esta lógica: que mientras los deudores efectivamente muestren voluntad de pago de manera razonable, también es razonable que los acreedores no avancen en esquemas de ejecución.

EC - ¿Y mientras tanto, con las ejecuciones que puedan tener lugar en estos días?

MB - Eso es algo que está en el ámbito judicial y que eventualmente será en el ámbito parlamentario que se dictaminarán o no las ejecuciones judiciales; no es algo que el Poder Ejecutivo pueda definir.

EC - Pero el doctor Vázquez ha intervenido en algún remate recientemente, por ejemplo.

MB - Pero eso sólo puede hacerse por la vía judicial o por la vía legal.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Caterina Notargiovanni