Constanza Moreira: "Lo más importante que hemos conseguido es la desnaturalización del 'vazquismo' dentro del FA"
Dentro del oficialismo, la candidatura del expresidente Tabaré Vázquez no parece representar todas las voces de la izquierda. Así quedó demostrado cuando la senadora Constanza Moreira decidió iniciar esta carrera electoral de cara al próximo domingo, intentando aunar fuerzas desde sectores nuevos. Siguiendo con este ciclo de entrevistas, En Perspectiva dialogó con la precandidata Moreira. La senadora aseguró que no sabría en qué lugar de la política estaría de no haber generado este nuevo lugar que, según ella, no pertenece ni al "vazquismo" ni a los sectores mayoritarios del Frente Amplio. También aseguró que "por haber sido presidente del FA y de la República, Tabaré Vázquez está entronizado como dirigente 'natural'" de la coalición política de izquierda.
(emitido a las 8.53 hs.)
EMILIANO COTELO:
Hace ocho meses, Constanza Moreira eligió convertirse en "la desafiante" en la interna del Frente Amplio (FA), con la intención de expresar la voz y el ánimo de aquellos que querían "otra cosa" y que no se vieron representados cuando los principales sectores del oficialismo resolvieron apoyar la candidatura de Tabaré Vázquez.
Hoy, a cinco días de los comicios del 1.° de junio, las encuestas muestran que el expresidente ganará cómodamente la elección interna, y parece que solo resta saber en qué porcentajes se dividirán los apoyos, muy desiguales, que recogen las dos precandidaturas.
Pero… ¿en qué medida el apoyo cosechado por Constanza Moreira el domingo puede inaugurar un escenario nuevo en la interna del FA? ¿Cómo ha visto la principal abanderada del "no vazquismo" el transcurso de esta campaña electoral?
Vamos a conversarlo con ella misma.
¿Cómo llega al final de la campaña?
CONSTANZA MOREIRA:
(Se ríe.)
EC - Para empezar: ¿llega?
CM - Llego, llego bastante entera. Ha sido una campaña intensa, creo que hemos hecho una fantástica campaña para los recursos que teníamos, para la magnitud del desafío que teníamos, para los pocos sectores que nos apoyaron. Conseguimos estar en todo el país, tenemos ocho listas presentadas, de ocho grupos políticos distintos. Veamos esos porcentajes de votación que tenemos.
Y representamos al no vazquismo, como acabás de decir (se ríe), la expresión está bien. Creo que también a una parte del electorado joven, a bastante electorado femenino, es muy difícil saberlo. El electorado femenino siempre ha tenido un voto un poquito más conservador que el electorado masculino, el voto del FA es un poquito más masculino que femenino, o sea que sería una sorpresa. Si pudiéramos demostrar esto, les habríamos demostrado a los partidos políticos que tienen que poner mujeres, que las mujeres votan mujeres, cosa que no aparece. Ahora tenemos ley de cupos, pero hay una gran resistencia todavía a poner mujeres en los primeros lugares de las listas.
EC - ¿Se arrepiente de haberse largado a esta aventura?
CM - (Se ríe.) Sobre todo recordando la última entrevista que tuvimos sobre esto… Es muy difícil en la vida arrepentirse de haber hecho una cosa después de haberla hecho. Porque a partir de las decisiones que tomamos todo cambia y luego ya estamos parados en un lugar al que no hubiéramos llegado si no hubiéramos tomado ciertas decisiones.
EC - ¿Está con ganas de decir que sí que se arrepiente?
CM - (Se ríe.) ¡No, no, no! Creo que no, creo que no. Independientemente de lo que pudimos haber calibrado sobre la magnitud del esfuerzo que significó esta campaña –fue mayor el esfuerzo y fueron mayores las resistencias de lo que yo hubiera imaginado al principio, eso sí–, valió la pena hacerlo. En primer lugar, porque generamos un espacio donde nos sentimos cómodos. No sé en qué lugar de la política uruguaya estaría yo en este momento si no hubiéramos generado este espacio.
EC - Yo dije "no vazquismo", pero ¿qué significa, en realidad, la candidatura de Constanza Moreira dentro del FA? Sobre todo qué significa ahora que ya han pasado estos meses, ya transcurrió la campaña y de algún modo evolucionó, quizás no es hoy lo mismo que era cuando largó. ¿Qué es este espacio?
CM - El espacio se caracteriza por dos o tres cosas. En primer lugar, por las personas y los grupos, son todos nuevos. Tú tuviste una entrevista la semana pasada con Macarena Gelman, son nuevas caras que están saliendo al ruedo de la política uruguaya, muchos jóvenes y muchas, muchísimas mujeres, es una campaña que está llena de mujeres y llena de mujeres jefas, además. En ese sentido es un espacio nuevo en el FA.
En segundo lugar, es una agrupación no solo del no vazquismo, sino de todo lo que no está en los sectores mayoritarios del FA. Eso es algo que vamos a medir también el 1.° de junio, cuánto representa no solo el no vazquismo, sino lo que no está alineado detrás de los cuatro grandes: Partido Socialista (PS), Partido Comunista (PCU), Frente Líber Seregni (FLS) y Movimiento de Participación Popular (MPP).
Y en tercer lugar, es un grupo político que se juntó a través de algunas ideas. Algunas compartidas con otros, otras muy propias nuestras. Los derechos humanos, obviamente la cara de Macarena Gelman o la cara de Sara Méndez son muy representativas de este grupo. La agenda de derechos, que es muy mi cara también. Una cierta idea de la política exterior, de la política exterior latinoamericanista, etcétera. Sobre todo una discusión de las Fuerzas Armadas, eso sí es muy distintivo de lo nuestro con relación a lo otro. Y una cierta idea de la seguridad, pongo el nombre de Rafael Paternain, que me parece de los más representativos de otra perspectiva en materia de seguridad.
EC - Acaba de mencionar algunos de los que ustedes mismos han definido como "énfasis programáticos". Pero yendo al FA, ¿qué podría decir en cuanto a lo que ustedes representan dentro del FA?
CM - Que este grupo ha servido para desnaturalizar el vazquismo en el FA.
EC - ¿Qué quiere decir "desnaturalizar" el vazquismo?
CM - Que por haber sido presidente del FA y presidente de la República, Tabaré Vázquez está tan entronizado como dirigente "natural" del FA que, por ejemplo, un acto de Tabaré es un acto del FA, en cambio un acto de Constanza Moreira es un acto de Constanza Moreira.
EC - ¿Así han sido las cosas de hecho?
CM - No, tuvimos que hacer una gran tarea para que un acto de Constanza Moreira o un acto de los grupos que apoyan a Constanza Moreira sea también un acto del FA y un acto de Tabaré no sea un acto del FA, sino un acto de Tabaré. Hemos tenido que construir ambas cosas, con mucha dificultad. Eso ha servido para ganar un espacio dentro del FA que no es un espacio identificado con el vazquismo. Es cierto que pensé que ese espacio era un poco mayor de lo que es dentro de la orgánica del FA. Y vamos a pensar que en una elección interna, la orgánica –que son esos 170.000 electores de la elección interna– es poco menos de la mitad. La orgánica es muy importante para la interna, y esa orgánica en parte está muy identificada con los sectores y en parte está muy identificada con el vazquismo. Nosotros no somos ni los sectores ni el vazquismo, así que allí hubo que abrir un espacio con mucha dificultad y con mucha resistencia. Quizás eso sea de lo más importante que hemos conseguido, esa desnaturalización del vazquismo dentro del FA.
EC - Si alguien quiere simplificar las cosas y dice "Constanza Moreira es la izquierda del FA", ¿está bien?
CM - Somos parte de la izquierda del FA. Hay otros grupos en la izquierda del FA, está el PCU, hay unos grupos pequeños que están súper a la izquierda y que no están con nosotros.
EC - Dicho de otra manera: Constanza Moreira está a la izquierda de Vázquez.
CM - Sí, Constanza Moreira está a la izquierda de Vázquez, sin duda. Por lo menos en un par de cosas. Si la cuestión de las mujeres y la despenalización del aborto pueden ser consideradas la izquierda en la agenda de derechos, estamos a la izquierda. Si los temas de política exterior más pro Gobiernos progresistas de América Latina, más distanciados de la Alianza del Pacífico, son estar a la izquierda, estamos a la izquierda. Y si ir por una política de derechos humanos que reivindique el término terrorismo de Estado y se distancie de esta idea de la reconciliación es estar a la izquierda, estamos a la izquierda.
EC - ¿Qué dice del eslogan de la campaña de Tabaré Vázquez, "Vamos bien"?
CM - (Se ríe.) "Vamos bien." Ya no puedo usar esa expresión sin recordar que es de Tabaré. Hay momentos en que le digo a nuestro grupo "vamos bien", y después recuerdo que es Tabaré… A ese eslogan hay que complementarlo, nosotros lo complementaríamos así: vamos bien, pero falta profundizar en muchas reformas y medidas que se hicieron, en otras hay que rectificar el rumbo y en otras hay que empezar.
Son tres cosas distintas. Hay cosas que no tenemos ni empezadas: sistema nacional de cuidados, reforma de la justicia, Código Penal, Código del Proceso Penal, esas no están ni empezadas y son reformas importantes del sistema. Otras hay que terminar de consolidarlas: educación y salud, claramente, son reformas que están todavía a mitad de camino. Hay que ver lo que ha pasado con la salud en estos días a propósito de los ginecólogos, las iniciativas que hay para conseguir ir eliminando el multiempleo en la salud y tener médicos con dedicación integral. Eso habla mucho sobre lo que queda de reforma de salud. En educación tenemos la ley de educación, hemos hecho algunas cosas pero falta quizás la mayoría. Y en otras cosas creo que tenemos que rectificar el rumbo. En Fuerzas Armadas tenemos que rectificar el rumbo y en algunas cosas de la agenda de seguridad, especialmente en todo lo que han sido iniciativas legislativas tendientes al aumento de penas, a la inflación penal, nuevos delitos, aumento de penas.
EC - Marcar las diferencias con Tabaré Vázquez ha sido uno de los desafíos más delicados que le tocó manejar. ¿Usted recibió quejas o planteos de dirigentes del FA solicitándole que moderara el perfilismo?
CM - (Se ríe.) Sí, ¡el perfilismo! Me hizo gracia porque escuché mucho esa expresión…
EC - Sí, ese término apareció varias veces.
CM - … Apareció varias veces, "el perfilismo"… No veo cómo un candidato pueda perfilarse sin hacer perfilismo. Me hace gracia el término, tiene una gran carga negativa, y las presiones al principio por la indiferenciación de los candidatos fueron muy grandes. Pero llegó un momento de la campaña en que simplemente decidí decir más o menos lo que pensaba sin preocuparme tanto por qué sensibilidades podía ofender o herir, porque si no, simplemente no se hace una campaña electoral.
EC - ¿Recibió efectivamente planteos, sugerencias, pedidos…?
CM - He recibido críticas por muchísimas cosas. He recibido críticas por mi discurso del 26 de marzo sin saber hasta el día de hoy en qué consisten esas críticas.
EC - Se refiere al acto que el FA organizó el 26 de marzo pasado conmemorando un nuevo aniversario de su primer acto público. Un acto que se hizo en la plaza Mártires de Chicago, en el que estuvieron los dos, estuvo Vázquez, estuvo usted, y en el que a mucha gente que estaba allí le molestó la forma como usted se dirigió al público. Justamente, porque entendieron que estaba haciendo un discurso de campaña interna, que estaba marcando su perfil, aprovechando la oportunidad para diferenciarse de Vázquez, etcétera.
CM - Lo cual me parece lógico en una campaña. Sí, efectivamente, yo he reivindicado la (elección) interna, la he reivindicado fuertemente hacia dentro del Frente como una instancia que vale la pena pelear por sí misma. La interna no es apenas un paso para octubre, no es una estrategia solo de acumulación de fuerzas para que el FA gane en octubre, sino que era el espacio que los frenteamplistas teníamos para debatir sobre algunas cosas.
Y sobre algunas cosas hemos conseguido debatir, gracias a que existió la candidatura. Sobre el 6%, sobre las Fuerzas Armadas… Yo leía el otro día en Brecha al subsecretario Menéndez diciendo que tal vez sería necesario iniciar la reforma del sistema previsional militar o reducir el número de efectivos. Esas cosas se han colocado porque existe una campaña interna.
Hay una gran resistencia en el FA a vivir la campaña interna como lo que es: una competencia electoral entre candidatos presidenciales que tienen propuestas distintas, que son diferentes y una competencia que genera una discusión hacia la interna del FA. Esta idea de que los problemas los discutimos en la interna es inllevable. ¿Cuál es la interna?, ¿es el Plenario, es el Congreso? Yo ni siquiera participo orgánicamente en ninguna de las dos cosas, ni siquiera podría discutir si tuviera que depender del Plenario o del Congreso para hacerlo.
EC - Ahí concretamente le está contestando al propio Vázquez…
CM - Le estoy contestando a esa idea del show mediático.
EC - … Claro, la semana pasada dijo: "Yo no puedo entender cómo podemos caer a veces en la tentación de discutir nuestros problemas internos a través de los medios de comunicación, como si el show mediático nos iluminara y nos arrastrara a discutir problemas que, la mayoría de las veces, no son tan importantes, porque nunca han incidido para atentar contra nuestra unidad. Pero en lugar de elegir el camino de la orgánica, en lugar de elegir el camino de las instancias que tiene nuestra fuerza política, muchas veces elegimos el camino de la confrontación".
CM - Me parece que ningún debate importante de la izquierda puede restringirse a la orgánica. La izquierda es mucho más que la orgánica, son sus electores, los izquierdistas de a pie, los que escuchan este programa… que si tuvieran que depender del "internismo" de la orgánica solo recibirían los comunicados oficiales de las mesas políticas sobre lo que allí se resolvió. Eso no genera ningún debate ni ninguna apertura de ideas hacia la gente. Es una visión "internista" de lo que debe ser un debate político. Estamos en campaña, los debates se dan en los medios de comunicación, los actos son los actos, pero una parte del debate se da a través de los medios. Tratar de tapar las diferencias que tenemos con relación a muchos temas es empobrecer el debate de la izquierda, no es enriquecer la unidad, sino empobrecer el debate.
EC - En el fondo está de por medio algo que usted como politóloga ha analizado más de una vez: las consecuencias que puede tener para un partido político haber pasado por una elección interna en que los precandidatos se dijeron todo lo que tenían para decirse. El candidato que termina siendo el designado queda debilitado por las críticas que le hizo el otro o que le hicieron los otros. ¿Cómo maneja eso? Por ejemplo, la semana pasada dijo: "Si tenemos conflictos con los vecinos, lo último que se me ocurriría es pedirle ayuda a Estados Unidos". Era un dardo directo a Tabaré Vázquez.
CM - A ver: está muy bien el ejemplo, porque hay una construcción que hacen los periodistas del debate político que no es precisamente la que hacemos los políticos. En la campaña hemos intentado poner énfasis programáticos que sí, muchos de ellos nos diferencian de Tabaré o de muchos grupos políticos. Puse el caso de las Fuerzas Armadas como ejemplo. O crear un acuerdo social para discutir los temas de la educación que no sea apenas un acuerdo político. Esas son diferencias, y son diferencias temáticas importantes.
Ahora, si un periodista como Vaneshkahian me pregunta no una ni dos, sino más o menos cinco veces qué haría yo en el caso de un conflicto con Argentina y me pregunta si llamaría a los militares a resolver un conflicto con Argentina, llega un momento en que le digo "no, ni loca". Toda la respuesta fue esa: los problemas con Argentina los resolvería diplomáticamente, jamás llamaría a las Fuerzas Armadas.
EC - ¿Está aclarando que ese es un planteo que no suele hacer espontáneamente…
CM - ¡Para nada!
EC - … que salió porque un periodista le insistió?
CM - Vaneshkahian es muy insistente, parece muy famoso por sus repreguntas. Y sus repreguntas implican en algunos casos colocarlo a uno en el como si. "¿Usted qué haría si fuera Kreimerman?", esa fue una de sus preguntas, "si estuviera en la posición de Kreimerman, ¿qué haría?". ¡No sé…! Hay que estar en una posición para tomar una decisión, nadie puede especular: "Si estuviera en tal lugar, en tal circunstancia…".
La pregunta fue muy insistente respecto del tema del conflicto con Argentina y lo que había dicho Tabaré, entonces finalmente dije: "Jamás pediría la intervención de Estados Unidos para resolver un conflicto con un vecino". Eso es así, es mi posición, junto con la posición de que los conflictos se resuelven diplomáticamente y jamás llamando a las Fuerzas Armadas, de ningún tipo, ni de acá ni de allá. Pero no era mi intención original contestarle a Tabaré por lo que Tabaré dijo, sino responder a un periodista que me pregunta cinco veces la misma cosa. Y la respuesta por supuesto que la suscribo totalmente.
EC - Pero implícitamente usted misma reconoce que ha elegido graduar cómo plantea las diferencias, por lo visto no va tan al choque en sus discursos…
CM - Jamás. Usted me ve, ¿no, Emiliano? Puedo decir las cosas con mucha claridad, pero no tengo un talante ni confrontativo ni agresivo.
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EC - Enseguida continuamos en entrevista con la senadora Constanza Moreira, precandidata a la Presidencia de la República dentro del Frente Amplio.
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EC - Continuamos conversando con los candidatos presidenciales en estos últimos días previos a las elecciones internas.
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EC - Hoy el diálogo es con Constanza Moreira, que compite con Tabaré Vázquez por la candidatura del Frente Amplio.
Es senadora de la República elegida por el Espacio 609, Frente Amplio, en los comicios del 2009, y tiene toda una trayectoria anterior en la academia. Es licenciada en Filosofía por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República y luego máster y doctora en Ciencia Política por la Universidad Candido Mendes de Brasil. Se ha desempeñado en los últimos años como profesora titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República; llegó a ser directora del Instituto de Ciencia Política de esa facultad.
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EC - Vamos a hablar de énfasis programáticos, acentos programáticos, porque usted en su momento puntualizó que se estaba basando en el programa aprobado por el Congreso del FA, pero colocando algunas prioridades que diferenciaban a este espacio de otros.
El de seguridad pública está presentado con un título que ya dice bastante: "La izquierda y la superación del paradigma represivo". Proponen más convivencia y no a la violencia. ¿Por dónde viene el matiz con lo que se está haciendo ahora?
CM - La superación del paradigma represivo se basa en una idea central, que es que el aumento de las penas y el aumento de la represión ciudadana no conducen a mejorar la seguridad. Hubo un aumento de las penas durante los años 90, en este momento la pena por rapiña es inexcarcelable, el mínimo son cuatro años y el máximo son 16. Durante el Gobierno de Jorge Batlle la pena por tentativa de rapiña (una rapiña que no se comete) se volvió también inexcarcelable, con un mínimo de dos años de penitenciaría. Sin embargo eso no generó ningún efecto disuasorio, las rapiñas aumentaron en el Uruguay, aumentaron los hurtos y aumentaron las rapiñas. Esa es la primera constatación.
La segunda es que tenemos un incremento relativo de la violencia interpersonal en el Uruguay, de los delitos que tienen que ver con la violencia, que no tienen nada que ver con el robo, con la propiedad privada, sino con la vida y la seguridad física de las personas. Allí nos preocupan dos cosas.
La primera es la violencia contra las mujeres. Los números de violencia doméstica han aumentado enormemente. No necesariamente como resultado de un aumento de la violencia contra las mujeres, sino porque las mujeres denuncian más e identifican más las situaciones de violencia doméstica. Los delitos reportados son algo así como 26.000 al año; tenemos 90.000 hurtos al año y unos 26.000 delitos de violencia doméstica. Y también tenemos una violencia importante contra niñas, niños y adolescentes. Violencia de crimen organizado, las redes de explotación sexual contra niñas, niños y adolescentes son importantes en el país. En este período tuvimos un intento de juicio político al intendente Bertil Bentos a propósito de los sucesos de la Casita del parque y luego tuvimos algún otro suceso en el verano. Hay toda una criminalidad relacionada con trata de mujeres, explotación y abuso de los niños y niñas importante. Las redes criminales en general tienden a estar bastante vinculadas, necesitaríamos mejorar muchísimo la justicia del crimen organizado, darle más recursos.
Todo lo que tiene que ver con la justicia es muy importante en materia de seguridad y de eso nunca se habla. Necesitamos una justicia con más recursos, que investigue mejor –vamos ahora a una reforma del sistema judicial para tener una Fiscalía más potente–, que sea capaz de investigar, y con juicios más veloces. Tenemos una cantidad de presos sin condena, sin sentencia, algo así como el 65% de los presos, hay gente que pasa años esperando su sentencia, cuatro años, cinco años. Este aspecto de la seguridad tiene que ver con la administración de la justicia. Más recursos para evitar que vayan presas personas inocentes, para evitar que la justicia esté sin instrumentos cuando tiene que investigar las cosas grandes, los crímenes gordos que tienen que ver con personas con poder. Allí estamos muy desprevenidos y esta es una parte de la criminalidad, la criminalidad organizada, no la del menor infractor, no la del pequeño rapiñero, sino la grande, que la justicia no está bien preparada ni tiene los recursos para perseguir. Entonces, reforma de la justicia por un lado.
Por otro lado, el tema de la violencia. Las mujeres trabajamos mucho con este tema, porque la violencia se ejerce sobre los más vulnerables, sobre los niños, sobre las mujeres. Siempre hablo de la violencia de la patota contra la persona sola. La sociedad no está bien preparada para la violencia, hay mucha violencia intrafamiliar. Hay violencia contra los maestros, como se vio hace poco; no es la primera vez que le pegan a una maestra y la tienen que hospitalizar. Hay mucha violencia en todos lados.
Por un lado, a través de la educación y las campañas públicas, que deberíamos incrementar, vamos hacia la solución no violenta de los conflictos. Pero por otro lado, a través de los grandes medios de comunicación, de la televisión, del cine, se da una glorificación permanente de lo que llamo la "cultura guerrera" –siempre pongo el ejemplo de "Los juegos del hambre"–, que después es muy difícil contrarrestar con la educación. Ahí tenemos un lío importante en el Uruguay, que tiene que ver con la seguridad, pero uno identifica la seguridad con el tema de la rapiña y el robo, no con el tema de la violencia o con la administración de la justicia.
EC - Es muy claro que reclaman prestarles atención a otras formas de violencia. Llegan a hablar, por ejemplo, de la violencia del acoso, del acoso en la escuela, del bullying. Pero con respecto a los delitos convencionales, los que están permanentemente en el debate público, quizás, dice usted, exagerados en su presentación y en su difusión, ¿qué postura tienen en su candidatura? Algo mencionó sobre sus discrepancias con la política que ha tendido a aumentar las penas. Un oyente lo formula como consulta de manera inversa: "¿La senadora entiende que hay que bajar las penas, por ejemplo para la rapiña?". Esto viene a cuento de algo que usted misma señaló en algunos discursos.
CM - Está perfecto que me lo pregunten, porque tuve una gran contienda con El Observador a propósito de un titular que decía "Constanza Moreira quiere bajar las penas por rapiña". Lo que digo es que si quiero hacer una propuesta que me dejan hacerla, no preciso que la haga ningún medio por mí. Si yo quisiera bajar las penas por rapiña…
EC - La frase estaba entrecomillada.
CM - Sí, perfecto, salió todo lo que dije. Y dije textualmente que si se piensa que el aumento de penas va a disminuir el delito se está muy equivocado. Claro que cualquier persona que quisiera discutir la baja de penas para la rapiña en el Uruguay estaría perdida en la campaña electoral. Pero a mí no me importa, no me importa discutir de esas cosas.
¿Qué quiere decir bajar la pena? No es lo mismo bajar el máximo que bajar el mínimo, sí puedo insistir en que debiéramos tener un sistema de penas que dejara cierta libertad al juez de decidir qué hacer en el caso concreto. Cuando aumentamos tanto la pena que la volvemos inexcarcelable, le sacamos la libertad al juez de que decida qué hacer, por ejemplo, si es un primario y es cómplice. Directamente le decimos "mándelo preso". Le hemos sacado grados de libertad a la justicia para aplicar las penas. Y como la justicia está entre la espada y la pared porque hay un clima de inseguridad muy importante en la población –eso no se puede negar, la población vive la cuestión de la inseguridad de forma muy dramática–, los jueces en general no se exponen, por más que se diga lo contrario, tratan de no verse expuestos a ser acusados de que (los delincuentes) entran por un lado y salen por el otro.
En este período de Gobierno me opuse al proyecto de internación compulsiva de los adictos. Se puede internar compulsivamente a un adicto en un pico de locura, pero la internación compulsiva no resuelve los problemas de la adicción. Además ya existen dispositivos para el tratamiento de las adicciones a las drogas, el Érica y el Ciudadela, habría que expandirlos.
En segundo lugar me opuse al aumento de la internación mínima de menores en el INAU por delitos graves y gravísimos, entre los cuales está la rapiña, por un año. Por supuesto, perdí. También es privar al juez de la posibilidad de aplicar en el caso concreto la pena que decida.
Y también me opuse a que el delito de tráfico de pasta base, que incluye el narcomenudeo, que afecta especialmente a las mujeres en las bocas de pasta base, tuviera una pena mínima inexcarcelable. Con Rafael Michelini –para que vean que las alianzas son de lo más diversas en el Senado– luchamos para que por lo menos en el caso de los primarios la pena fuera excarcelable.
EC - Pero para la rapiña en particular, ¿entiende que hay que bajar la pena?
CM - Todo esto está siendo discutido en el Código Penal que está a consideración en la Cámara de Diputados. Cuando venga al Senado insistiré para que el FA tenga una posición sobre estas cosas.
EC - Bárbaro, pero ¿entiende que deben bajarse las penas para el delito de rapiña?
CM - Consideraría que la inexcarcelabilidad de la rapiña debiera ponerse a discusión. Pero es una cosa muy específica, hay que discutirla en un conjunto. Porque el Código Penal lo tocamos por acá, lo tocamos por allá, cuando queremos acordar estamos protegiendo más la propiedad privada que la vida, castigamos más duramente la ofensa contra la propiedad privada que la ofensa contra la vida. Creo que castigamos muy duramente muchas cosas, si no, no tendríamos la población carcelaria per cápita más alta de América Latina. Entonces me parece que hay un conjunto de penas que deben ser revisadas. Por supuesto, propongo que revisemos las penas que vienen de los años 90. Pero el FA tendrá que tomar una posición sobre eso, no va a ser solo mi opinión la que cuente.
En todo caso, con respecto al tema de la minoridad infractora, una aclaración para todos los oyentes: la criminalidad en este país es adulta. Adulta quiere decir mayor de 18; tampoco no son los de 50, la mayor parte de los presos que tenemos tienen menos de 35 años. Es adulta y joven, pero es adulta. Entonces pensar que la baja de la edad de imputabilidad de Bordaberry va a resolver algún problema de seguridad es un espejismo, no va a resolver ningún problema de seguridad de nada, porque solo vale para los delincuentes de entre 16 y 18 años. Hay que leer un poco ese proyecto para darse cuenta de que tiene más una intención de colocar mediáticamente la fantasía de que la mano dura, la tolerancia cero van a mejorar la seguridad.
En realidad la seguridad depende al menos de dos cosas. Por un lado, de tener un aparato policial eficiente. Tenemos muchos policías, la tasa de policías per cápita de este país es muy alta, pero tenemos que tener mejor policía, mejor preparada y con mayor capacidad de prevenir el delito. Por ejemplo, nos sigue gustando más un patrullaje disuasivo que una cantidad de policías corriendo atrás de ladrones que ya cometieron delito, por decirlo de un modo simple. Y necesitamos la colaboración de la comunidad, una policía que trabaje con la comunidad en la prevención del delito.
EC - Dice Jorge (oyente) de La Comercial: "Ojo, la rapiña atenta contra la vida, no contra la propiedad, es un delito violento".
CM - Sí, es un delito violento, es hurto con violencia.
EC - ¿Y por qué entiende que hay que discutir su excarcelabilidad?
CM - Supongamos un joven –vamos a analizar el caso de los jóvenes, porque ahora su internación por rapiña tiende a aumentar– que es cómplice en un delito de rapiña en el que alguien con una navaja le robó un celular a otro –un caso que conozco–. A ese joven, que es primario, ¿lo manda tres años preso? Es la pregunta: el joven es primario, fue cómplice en un delito en el que se le robó, con una navaja, es decir, con violencia, con amenaza, un celular a otra persona, ¿cuánto tiempo lo manda? No nos vamos a poner acá a hacer justicia popular a ver cuánto tiempo lo mandamos, el tema es: ¿le damos al juez la posibilidad de decidir, en vez de mandarlo tres años preso, medidas alternativas a la privación de libertad, medidas socioeducativas? No quiere decir que no pueda ser internado, pero ¿hay medidas alternativas a la privación de libertad o lo mandamos directamente preso? Creo que la sociedad también tiene que discutir en la perspectiva de la evolución del derecho en el mundo. La evolución del derecho en el mundo es hacia la benignidad penal, venimos de la ley del talión y vamos hacia otra cosa. La idea es que la prisión sea el último recurso, no el primero.
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EC - La entrevista ha generado una cantidad enorme de mensajes. Difícil recorrerlos todos, elijo este con una pregunta muy práctica. Dice Carlos: "Soy socialista del interior, ¿puedo votar a Constanza en lo nacional y a la 90 en lo departamental?".
CM - ¡Gracias por la pregunta! ¡Sí, sí, sí!
EC - "Sí, se puede." Al estilo Obama contesta.
CM - Sí, se puede. Las listas departamentales no llevan el nombre de los candidatos presidenciales, porque la convención departamental es para elegir intendente. Entonces se pueden cruzar listas, se puede votar en la departamental a la 90 y me puede votar en la nacional con cualquiera de las listas. Existe el voto cruzado, por supuesto dentro del mismo partido, no entre partidos. Van a ver que las listas departamentales no llevan los candidatos presidenciales, así que me pueden votar con cualquier lista departamental del FA.
EC - ¿Cuánto terminó costando su campaña electoral?
CM - (Suspira.) ¡Qué pobres somos! Me da vergüenza: 50.000 dólares. El Frente nos prestó 30.000 dólares y 20.000 dólares juntamos nosotros. Eso la campaña central, luego los grupos hicieron sus propias campañas, el IR, Alternativa, el Espacio 567, ellos tuvieron también allí sus gastos, pero la campaña central llevó eso.
EC - Habría querido gastar más. ¿No logró recolectar más?
CM - ¡Imagínese si hubiera tenido un millón y medio de dólares, como tuvo Luis Lacalle Pou…! Tuvimos apoyo del FA y tuvimos campaña de donación voluntaria de personas; nunca recurrimos a las empresas, no tuvimos donaciones del exterior tampoco. Yo hice una campaña muy transparente y muy austera, conociendo la especialísima situación en la que estaba como candidata. No es que no habríamos podido juntar más plata, seguramente habríamos podido juntar más, pero nos propusimos que fuera una campaña nominada, persona por persona, que no tuviéramos contribuciones empresariales ni plata del exterior. Recibimos plata del exterior, por supuesto, de Australia, pero de los comités de base. ¿Se puede juntar más palta? Sí. No se puede juntar un millón y medio de dólares con una campaña guiada por estos principios.
Pero ya que me da la oportunidad, lo escuchaba antes de entrar (al estudio, cuando ustedes informaban) sobre una acusación a una campaña que se había pasado de los máximos en Francia… En Uruguay, de máximo nada...
EC - ...Hay un escándalo político en Francia en estas horas con el partido UMP (*)...
CM - Hay un escándalo político en Francia porque hay una ley exigente de financiamiento de campaña. Nosotros no tenemos nada. Conocemos algunos números de la campaña y luego se hace una rendición de gastos a la Corte Electoral, pero no hay una legislación precisa.
EC - ¿Para usted hay que cambiar la legislación en materia de financiamiento de campañas?
CM - ¡Por supuesto! Primero tenemos que tener una mejor ley de financiamiento de campañas. En segundo lugar, deberíamos corregir la enorme desigualdad que se produce en una campaña electoral entre los candidatos "ricos" y los candidatos "pobres" regulando los espacios televisivos. Eso es lo más importante, ahí es donde se gasta la mayor cantidad de plata de la campaña. Un minuto en televisión en horario central sale 35.000 pesos más IVA.
Hay que ir al modelo brasileño: horario electoral gratuito durante un mes en el horario central de la televisión, los candidatos participan de acuerdo con los números que tuvieron en la elección anterior y se elimina la campaña comercial privada. Así es en el sistema brasileño, que es el que más conozco, debe de haber muchos sistemas en el mundo. Deberíamos aprobarlo como parte central de la cultura democrática, y tenemos que tener una transparencia en los gastos de campaña mucho más exigente y más accesible para la ciudadanía que la que tenemos.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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(*) La noticia a la que alude la senadora Moreira es la siguiente:
En Francia, el presidente del partido tradicional de la derecha, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), dimitió hoy de su cargo en medio de un escándalo de presunta financiación irregular de la última campaña del exmandatario Nicolás Sarkozy.
Jean Francois Copé dejará el puesto de forma efectiva el próximo 15 de junio, y no se irá sólo: lo acompañará toda la dirección del partido. El escándalo que provoca su apartamiento tiene origen en la gestión de sus asesores en comunicación, acusados de falsificar facturas para esconder que en la campaña presidencial de 2012 -en la que Sarkozy fue derrotado- se recaudó mucho más de lo legalmente permitido.
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